EL ORDEN DIGITAL

jueves, 28 de junio de 2012

UNA NOTA SOBRE LA PRESENTACION DE IÑAKI URLEZAGA

Atravesados por el tango

    Convocados por la Subsecretaría de Cultura municipal uimos a ver a Iñaki Urlezaga y Urlezaga bailó mucho menos que lo que esperábamos. Entrevistamos a Urlezaga y fue tan parco que  pareció casi antipático. Pero no importó, porque tal vez lo suyo no sea hablar sino bailar, y finalmente él y su ballet fueron una fantástica unidad en la diversidad, un ensamble mágico que no dejó un bache, un segundo, un momento para distraernos.
        Durante poco más de una hora nos sumergimos en tango, nos caímos y nos levantamos, volamos y soñamos acariciados y golpeados por los sonidos de tangos y milongas que nos sacaron de las noticias y las miserias y las ansiedades cotidianas y nos permitieron ese tenso relax que suelen tener las buenas expresiones artísticas.
       
        No caben en esta nota comentarios técnicos sobre los bailarines, sus habilidades o algún eventual error. Desde el lugar de la atenta ignorancia del que siempre quiere aprender algo, apenas pude vivir y respirar con esas mujeres aladas y esos hombres que se volatilizaban entre sus faldas. La muerte, la vida, la traición, la nostalgia, todo el tango y toda la filosofía estilizada por estos artistas recorrió cada centímetro del histórico escenario del Cine Teatro Español, habitado por los fantasmas de quienes han conmovido al público durante casi cien años.
   
    Adiós Nonino, Taquito Militar, El día que me quieras y los otros temas que forman parte de la banda musical no fueron solamente canciones enlazadas. Las melodías se fusionaron con esos cuerpos que hicieron el amor bailando, que se enfrentaron en duros conflictos metafísicos y sólo tuvieron voz cuando apareció el poema de Mario Trejo con música de Piazzolla: «amo los pájaros perdidos/ que vuelven desde el más allá».
   
    Las largas horas de ensayo, la disciplina que permite este maravilloso ataque a la dureza cotidiana, este grato asalto a nuestra sensibilidad, son apenas detalles físicos. Si es cierto que el aura es visible para algunas personas, creo poder asegurar que hemos mirado más allá de las siluetas, de las habilidades y las destrezas largamente practicadas, hemos visto el aura luminosa de un grupo de hombres y mujeres cuyos nombres no recordamos. Y aunque pagamos la entrada, nos regalaron algo inapreciable, algo que no tiene peso ni cotización en la bolsa. Nos regalaron algo más de una hora de belleza sin explicaciones y sin intermediarios. Porque la belleza y el amor no son muy explicables; se viven, se padecen, se rechazan, pero no son fáciles de transmitir con palabras.
   
    Los que pudimos estar, estuvimos. Tal vez otros lo vivieron de una manera totalmente diferente, y tal vez algunos de los que reclaman la llegada de espectáculos luego no concurren a ninguno. Fue una feroz y delicada exhibición de amor y talento que espiritualizó el origen y la evolución del tango

      Mario dos Santos Lopes

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