De distintos países van a Puerto Deseado a compartir experiencias en una Fundación
La Fundación Conociendo Nuestra Casa ya cumplió 25 años desarrollando su programa educativo orientado a los niños y jóvenes de Puerto Deseado, bajo el lema “Respeto y Cariño”. Extranjeros de distintos países del mundo participaron de la formación en valores que inculca este emprendimiento.
La Fundación Conociendo Nuestra Casa (FCNC) apunta a la formación en valores a través del voluntariado, el conocimiento del lugar donde se vive, sus aspectos físicos y espirituales, las actividades en contacto con la naturaleza, el remo en kayak y la navegación a vela.
En estos últimos tres meses, la FCNC es anfitriona de dos simpáticas estudiantes universitarias francesas, Prudence Dedieuleveult y Myriam Dubois, que se incorporaron a las actividades que se realizan en esta temporada estival.
El director de la institución, Marcos Oliva Day, comentó que “como suele suceder, estos proyectos suelen ser más apreciados en el extranjero que en nuestro propio suelo. Así, años anteriores han pasado por los cursos el profesor Robin Ruddock, de Irlanda del Norte, Guy Mothers, de Inglaterra, y Hugo Altamirano de Cochrane, Chile”.
Cada uno de estos visitantes internacionales dejó su impronta y trabajo en la Fundación. Así, a principios de 2008, arribó desde Japón Kampei Tanaka, estudiante de medicina, quien en el transcurso del mes y medio de su pasantía “tradujo la página web de la fundación a su idioma, colaboró en los cursos y dictó una interesantísima clase sobre el respeto en Japón”.
VALORES, NATURALEZA Y DEPORTES
Las chicas galas, ambas de 22 años de edad, están realizando la Licenciatura en Filología española en la Universidad española de Cádiz (España), por lo que comprenden y hablan muy bien nuestro idioma.
Ellas decidieron hacer un alto en sus estudios, conocer Argentina y hacer un trabajo voluntario en alguna Organización No Gubernamental.
Buscando a través de internet, eligieron la FCNC porque “combina valores, educación, niñez y adolescencia, naturaleza y deporte”, en un “ambiente de ensueño” como lo es Puerto Deseado.
Oliva Day agregó que “desde su llegada, en octubre, con su buen humor y disposición para el trabajo, se ganaron el cariño de los monitores, alumnos y padres de los niños y adolescentes de la Fundación”.
Myriam y Prudence (o “Pru” como la llaman todos) se incorporaron con entusiasmo a las clases de formación de monitores y estudiaron la geografía, historia y fauna de la Patagonia con mucho empeño. Luego colaboraron en las clases en los 14 cuartos años de las escuelas de EGB de esta localidad donde se imparte el programa de la Fundación en horario escolar.
También aprendieron a remar en kayak y colaboraron en la enseñanza de este deporte, tanto en los cursos locales como en los que se dictaron en otros pueblos de la provincia.
Así también, participaron en las jornadas de limpieza organizadas por la Dirección municipal de Turismo, en las salidas de avistaje e identificación de fauna y en la preparación y desarrollo de los campamentos.
Fue tal la empatía de estas francesitas con Deseado que ya eran conocidas en parte de la ciudad. “Del mismo modo, su condición de estudiantes no fue óbice para empuñar el pico y la pala en la huerta orgánica de la organización y trabajar en la construcción del vivero”, contó Oliva Day.
COLABORACIONES
Ahora las jóvenes siguen colaborando en los cursos de verano de remo, que la Fundación brinda con el apoyo del Club Náutico Capitán Oneto, Prefectura Naval y la Escuela Municipal de Kayak y están traduciendo la página web, www.fcnc.org.ar al francés y preparando un informe sobre la historia y actividades de la fundación para presentarlo en Europa.
Prudence le dijo ayer a este diario que “la experiencia es muy linda, no siempre es fácil, y todo es muy diferente de Europa. Por ejemplo, el paisaje es para el asombro, cuando después de viajar cuatro horas en medio de la nada y llegar a un lugar como Deseado que está también en medio de la nada; eso es impactante ya que en Europa tienes un pueblo cada diez kilómetros”.
Las clases sobre geografía y fauna local, las islas de la ría, los pingüinos, los lobos marinos, el avistaje de aves, el contacto con los niños deseadenses, todo eso les impactó a las chicas.
Mientras Prudence se apresta para regresar a Cádiz a continuar con sus estudios de Filología Hispánica, ya que quiere ser profesora; Myriam tal vez vuelva a Francia a cambiar de carrera; seguiría Psicología.
Pero Myriam, oriunda del pueblo de Bergerac, asegura que esos conocimientos del español le servirán para toda la vida y para seguir disfrutando de la lectura de autores hispanoamericanos. “Ahora estoy leyendo a Eduardo Galeano, quien con ironía denuncia todo lo que pasa en estos países”, dijo.
DIARIO EL PATAGONICO
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