Atesorados dentro del edificio de estilo inglés original se encuentran múltiples elementos comunes a la tarea ferroviaria junto a los relatos de sus fieles guardianes: los trabajadores.
Tiempo atrás, el ferrocarril permitió que Puerto Deseado se
desarrollara y un ramal de corto alcance lo unió con otras poblaciones
patagónicas, soñando con que San Carlos de Bariloche fuera su otra
cabecera. Hoy, el Museo del Tren muestra aquellos tiempos en que los
rieles estaban activos.
Cuando llegamos a la vieja estación de tren para conocerla, nos recibió un ex ferroviario dispuesto a ser nuestro Cicerone por las salas del museo. Con orgullo nos comentó que la Asociación Ferroviaria 20 de Setiembre se formó justamente para rendir homenaje a los que dieron progreso, trabajo y realce a la localidad.
Una a una fuimos recorriendo las instalaciones de la planta baja, donde enormes y viejas fotografías muestran imágenes de cuando se construyeron las vías, junto a variados elementos de comunicación, muebles de oficina, herramientas, componentes técnicos, etc.
Todo ese material está custodiado por los ex trabajadores
ferroviarios, que en épocas no tan lejanas llevaron adelante las tareas.
“Nosotros reflotamos la vieja estación y con dedicación armamos el
museo, y ahora les relatamos los hechos e infinidad de recuerdos
mientras miramos las vitrinas, maquetas y distintos ambientes del
edificio”, nos comentó con pasión el guía.
Una ley de fomento de los territorios nacionales respaldada por Ramos Mejía creó el ramal y la estación cabecera en Deseado con un edificio de gran estilo. La mano de obra estuvo a cargo de obreros yugoslavos y croatas y las piedras utilizadas fueron extraídas en la zona y labradas a mano.
El 20 de setiembre de 1909 fue todo un acontecimiento y una fiesta para los trabajadores del riel, cuando la locomotora Nª 163 recorrió los primeros metros de la recién terminada vía férrea. Lamentablemente, el trabajo se extendió solo por 283 kilómetros hasta Colonia Las Heras. La Primera Guerra Mundial impidió la llegada del material necesario para continuar la construcción y el proyecto quedó trunco.
Se construyeron catorce estaciones, una cada 20 kilómetros, que era
lo estimado para que las locomotoras a vapor se abastecieran de agua;
hoy se encuentran deterioradas y no se visitan.
El ferrocarril fue cerrado durante la presidencia de Jorge Videla, año 1978, durante el gobierno militar, por ser considerado deficitario. Gran parte de los vagones y locomotoras fueron desguazadas y se conserva el vagón que hoy se muestra en la plaza céntrica de Deseado.
Dicho vagón fue utilizado en el período1920/1921, durante la huelga conocida como la Patagonia Rebelde, fuertemente reprimida por los militares en plena democracia con Hipólito Yrigoyen como presidente.
Vivimos en la piel la sensación de haber ido atrás en el tiempo y
hasta cierto olor a humedad de las paredes nos remitió al momento en que
ese edificio tenía vida propia. Experimentamos cierta nostalgia de las
épocas en que el ferrocarril unió el país de norte a sur y de lo
importante que fue para los trabajadores del gremio ferroviario haber
pertenecido a él. Se suma, además, la categoría que ostentaban los
edificios por el solo hecho de haber sido construidos por los ingleses.
Salimos de las silenciosas salas con un sonido de vieja puerta de
madera que se cerraba a nuestra espalda dejando atrás historias de vida
irrepetibles. Sus paredes seguirán guardando la esencia de tiempos
pasados tan frágiles como importantes para los deseadenses.Mónica Pons, en welcomeargentina.com
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