El sábado pasado, el batallón de Exploradores de Don Bosco que funciona en el Colegio Salesiano San José, celebró tres años de vida y de crecimiento. En la oportunidad fueron sus integrantes quienes votaron, con todos los requisitos y la seriedad de una elección, el nombre que lleva ahora el grupo. Los chicos eligieron a Pablo Barton, un muchacho de veintidós años que arriesgó y donó su vida en una emergencia. Como hay quienes dicen que en nuestra sociedad no hay ejemplos (o no queremos verlos), reproducimos algunos datos que publicaba en 1997 el diario LA NACION.
«Se lo tragó el agua». Con unos ojos negros todavía asombrados, en marcados por una carita redonda, arrebatada por el sol tucumano, Alexis, de 10 años, no para de contar lo ocurrido.
«De pronto llegó una ola y los chicos más grandes hicieron una cadena para sacar a los que se estaban ahogando. Pablo alcanzó a empujar a los que estaban más lejos, pero se hundió. Luego, apareció nuevamente para alcanzar al último, y allí se lo llevó el torrente».
Sin terminar de creer todavía lo que les tocó vivir, los más chicos del batallón de exploradores N° 1, relatan los difíciles momentos pasados a la orilla del arroyo Los Loros, en la zona de El Cadillal, en Tucumán, donde realizaban el campamento anual.
En ese lugar, el sábado al mediodía Pablo Barton, uno de los jefes (soles) de los exploradores de Don Bosco, murió tras efectuar el rescate de tres chicos que eran arrastrados por la corriente.
Los «soles» reagruparon rápidamente al grupo y lo concentraron en el campamento, desde donde eran seguidas las alternativas de una búsqueda que se mantenía contra toda esperanza.
El domingo, cerca del mediodía, fue hallado el cuerpo de Barton, que fue enviado por avión hacia Buenos Aires.
El batallón de exploradores, entonces levantó campamento e inició el regreso a Buenos Aires, «Estábamos en la orilla. De pronto se levantó un fuerte viento y una ola enorme arrastró a varios de nosotros», relataba Sebastián, todavía impresionado por el terrible trance.
«Era un lugar lindo y tranquilo. De pronto, todo cambió», aseguraba Freancisco. «Barton se había colocado en el primer lugar de la cadena, en el lugar más peligroso. Empujó a los tres que estabamos peor, pero el agua lo arrancó de las manos de los compañeros».
Angustiosa espera
En el Colegio San Francisco de Sales se aguardó con angustiosa expectativa la llegada de los 120 exploradores.
Cuando ingresaron al patio del colegio, un tremendo silencio recibió al contingente, cortado solo por la exclamación de alguna madre al divisar a su hijo entre los que llegaban.
Compañero de todos
Pablo Barton había cursado en el colegio San Francisco los niveles primario y el secundario. Fue el abanderado de quinto año y, a pesar de que tenía 22 años, seguía en contacto permanente con sus ex compañeros y participaba en todas las actividades del batallón.
En la capilla
En el colegio San Francisco de Sales, Hipólito Yrigoyen y Yapeyú, fue incesante ayer el arribo de vecinos, colaboradores, ex alumnos salesianos y padres. Uno de estos definió a Barton en pocas palabras: «Era un pibe siempre dispuesto a ayudar».
En la capilla, una bandera del batallón, con la leyenda «Siempre listos», cubría el féretro. Sobre la bandera, tres imágenes de Don Bosco y una Biblia abierta en Corintios 13. La perfección del amor. Toda una definición del explorador que dio la vida por sus amigos.
Profundamente conmovido por lo ocurrido, el padre Juan Pinto, quien acompañó a los exploradores en este campamento en Tucumán, fue muy preciso en medio de su congoja.
«Murió como un mártir. Si no hubiera sido por su arrojo, no sé lo que hubiera pasado con los chicos que eran arrastrados por el agua».
1 comentario:
Soy un año mayor que Pablo. Compañeros del Sanfra. Fue, es y será un absoluto ejemplo de compañerismo, hidalguía, inteligencia y solidaridad. Siempre primero el otro. Así se fue Pablo, pero miren todo lo que dejó!!!
Pablo Burton siempre PRESENTE!!!
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