Su pasión es proteger el legado artístico de los tehuelches
01/07/2012 Eberardo Knoop (69) atesora 6.000 piezas hechas por este grupo aborígen, entre hachas, flechas y proyectiles. Además colabora con dos escuelas guaraníes en Misiones, a las que ayuda a vender sus artesanías y a terminar la red eléctrica.
Por María Sol Pérez Perín
Cuando alguien siente haber encontrado aquello que lo apasiona, va hacia eso sin importar los kilómetros que tenga que recorrer. Así es como le sucedió a Eberardo Knoop, de 69 años, vecino de Martínez, quien desde los 16 años no ha parado de viajar y conocer el norte y el sur argentinos para entrar en contacto con la cultura de los pueblos originarios.
El vecino –nacido en Baviera, Alemania–, hoy atesora una colección de 6.000 piezas tehuelches entre flechas, proyectiles y hachas.Y se propuso, casi como una misión, proteger este legado, como parte de nuestro patrimonio cultural y hacer que sea accesible a todo el público. Acorde a ese objetivo, Knoop ha realizado numerosas muestras y exposiciones por el país.“Es una forma de acercarnos a la extensa riqueza patagónica y sus pueblos originarios”, dice Eberardo, quien encontró en la Argentina un lugar para crecer y estudiar ingeniería en la UBA. “Fue un sueño poder irme de un país que sufría lo que había dejado la Guerra y llegar a una tierra con tantas oportunidades y tan rica en historia”, cuenta y agrega: “Recuerdo que lo primero que hice al llegar, con 16 años, fue viajar al norte argentino. Allí conocí los cuentos de Horacio Quiroga, llenos de maravillosas historias nativas”.
Luego, le llegaría el turno de visitar la Patagonia, debido a sus trabajos durante 25 años en una empresa de servicios petroleros. Y fue en Diadema, un pueblo cercano a Comodoro Rivadavia, donde conoció a Elena Miksa, una maestra rural que recorrió las estepas patagónicas y caminó estancias descubriendo picaderos, lugar donde los tehuelches fabricaban las flechas y proyectiles que utilizaban para cazar. Fue así que Knoop dio con la colección que se encontraba guardada en casa de los Miksa. “Le dije a Elena que era muy valioso y no podía tenerlo guardado en un armario, que tenía que poder conocerse”. A partir de allí, Eberardo empezó a acompañar a Elena en las salidas buscando flechas. Poco a poco, los Miksa confiaron en él para entregarle el invaluable tesoro de su colección, para que Eberardo pudiera resguardarlo y difundirlo. Hoy ese baluarte se ve reflejado en el libro “Arte Lítico Tehuelche” que escribió el vecino.
Nota de CLARIN
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