EL ORDEN DIGITAL

jueves, 9 de abril de 2009

SEMANA SANTA
¿Otro fin de semana largo?


No pretende el autor de esta nota plantear que "todo tiempo pasado fue mejor", sino analizar junto a los lectores este fenómeno de los "fines de semana largos", que, por esas peripecias del calendario, se repiten con alta frecuencia en este año 2009.
Muchos de nosotros provenimos de los tiempos en que los feriados no se cambiaban de fecha. Eso no nos hizo ni mejores ni peores, pero al menos sabíamos qué era lo que se celebraba en cada uno de ellos. De hecho, en muchas escuelas, si no en todas, era obligatorio concurrir al acto patrio. El 25 de mayo se recordaba el mismo 25 de mayo, y la independencia, el mismo 9 de julio, generalmente con mucho frío, a la mañana y al aire libre. En mi caso, en Buenos Aires. Pero lo mismo era en Puerto Deseado o en Río Gallegos. Y hemos sobrevivido.
Esto, insisto, no nos ha hecho ni mejores ni peores. Si el sólo hecho de celebrar las fiestas patrias en el día correspondiente nos hubiera hecho más patriotas, no tendríamos una Argentina tan lastimada, tan dividida, tan disgregada, tan saqueada, tan inviable como a veces pareciera un país tan rico y "condenado al éxito", al decir de un ex presidente.
De todos modos, la decadencia de ciertos valores pareciera que puede empeorar aún más las cosas. Si se diluyen algunos principios comunes a todos los nativos y venidos que habitan este suelo tan diverso, y entre ellos los símbolos patrios, las conmemoraciones básicas de la nacionalidad, los ejemplos de nuestros prohombres (y nuestras pro-mujeres, para que no surja a partir de aquí una polémica por cuestiones de género), si se diluyen, piensa uno, va a costar cada vez más encontrar los "denominadores comunes" que reclamaba, en sus mejores tiempos, el recientemente fallecido Raúl Alfonsín.
Aquellas "semanas santas" de hace cuarenta o cincuenta años nos sofocaban con música sacra en las radios, programación "especial" en la televisión, abuelas que prohibían hasta silbar o cantar, y pescado, mucho pescado, preparado de mil formas distintas. Pero, directa o indirectamente, había un aire "religioso" en el ambiente. Aún en épocas de profundos cuestionamientos a las jerarquías, de profundas tormentas personales, uno recuerda haber sentido deseos de reconciliarse, con Dios o con alguna gente, de pedir algunos perdones, de cambiar algunos ejes de nuestras vidas, de pensar en lo trascendente, de escuchar algún mensaje de fe, de esos que durante el año no tenemos tiempo de detenernos a atender.
Algunos, los más practicantes, lo vivían más intensamente. Otros recibían una caricia tibia con aires de Dios, de vida y de resurrección, a través de "El manto sagrado", "Los diez mandamientos" o alguna de aquellas grandes producciones, o por cumplir con algún ritual familiar que no comprendían muy bien.
En estos tiempos duros, de confrontaciones y crueldades materiales y verbales, se extrañan un poco aquellas semanas santas que confluían, después de dos días de silencios exagerados, en los campanarios desatados a la medianoche del sábado y en los huevos de pascua y esas comidas especiales del domingo. Inclusive el que decidía hacer turismo en esos cuatro días, encontraba en su destino algo que le recordaba que no somos sólo carne y hueso, que en algún lugar de nosotros hay sed de eternidad, de paz espiritual, sea cual fuere la creencia que profesemos.
A esta altura, uno siente un poco de pena por estos largos días sin clases, sin administración pública, con rutas llenas de gente que quiere escapar de algo, donde mucha gente cree que es sólo cuestión de comer pescado y chocolate, y pareciera que nos estamos perdiendo la posibilidad de encontrarnos con lo más profundo de nosotros, con nuestro sueño de inmortalidad, con la posibilidad de resucitar de esta muerte que nos viene de las variadas miserias (no sólo la material), de la ambición, del egoísmo, de las mil mentiras. Al fin de cuentas, Pascua significa "paso", como nos enseñaba nuestra vieja catequista. Y solamente si damos el paso hacia la trascendencia le vamos a encontrar sentido a este aquí y ahora.

Mario dos Santos Lopes

1 comentario:

Unknown dijo...

MARIO DEJA DE CHOCHEAR UN ABRAZO COCHEPA DESDE MAR DEL PLATA