Primicia de DESEADO REVISTA:
importante hallazgo arqueológico en Puerto Deseado
Reconocen pieza de la nave holandesa Hoorn, hundida en 1615
FOTO INAPL-AGENCIA CYTA
En la mañana del martes 20 de marzo, un hombre que venía de pescar en las zonas conocidas como La Trampa y La Mina, a pocos kilómetros de la zona urbana deseadense, concretó, sin saberlo, uno de los más importantes descubrimientos arqueológicos de los últimos años. Personal del Museo municipal Mario Brozoski destacó el gesto y puso el hecho en conocimiento de los profesionales que vienen estudiando el naufragio ocurrido en el siglo XVII.
Desde los comienzos de la historia conocida, Puerto Deseado ha sido visitado por los grandes navegantes de todos los país en todos los tiempos. Jacob Le Maire y Willem Schouten, descubridores del Cabo de Hornos, sufrieron en las aguas de la ría el naufragio del navío Hoorn, hace casi cuatrocientos años. Damian Vaunstaub, Ricardo Bastida, Cristian Murray, y Martijn Manders, profesionales del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, con un trabajo sistemático y una intensa tarea lograron hallar el naufragio más antiguo descubierto en aguas argentinas, que todavía la población deseadense y santacruceña no ha valorado en su justa medida.
Estas investigaciones contaron con el apoyo de la Embajada de los Países Bajos y el Servicio Nacional de Patrimonio Arqueológico de los Países Bajos, y numerosas piezas rescatadas forman parte de las colecciones que se exponen en el Museo Mario Brozoski, dependiente de la subsecretaría de Cultura del municipio de Puerto Deseado.
Con emoción y profunda sorpresa, personal de ese centro cultural relató al programa radial "Deseado Revista" que "un pescador que estaba en la costa, entre las zonas conocidas como La Mina y La Trampa encontró algo que le llamó la atención, y se comunicó con Verónica Dattoli, que justamente ha trabajado con el tema de la Hoorn".
"El fragmento encontrado tenía el escudo de la nave que se quemó y se hundió en 1615", explicó María Esther González. "Cuando vino la comisión de estudios hace unos años encontraron algunos elementos, pero no se puede comparar con lo que se ha podido rescatar de la corbeta Swift", agregó, comentando que Damian Vainstaub, integrante del grupo de científicos, manifestó de inmediato su satisfacción al conocer esta situación y dio instrucciones para la mejor conservación de la pieza.
El pescador Sergio Morinigo, involuntario protagonista de este notable descubrimiento, también quedó gratamente sorprendido al entregar el fragmento de cerámica. "Se acercó al museo y me dijo que traía algo, que no sabía si tenía importancia o no... lo traía envuelto en algunas servilletas", detalló Verónica Dattoli, recordando que "tenemos una vitrina con las piezas de la Hoorn". "El hombre quedó muy impactado porque no sabía que había un buque hundido en la ría en 1615", reveló la joven empleada del museo.
"Le llamó la atención el color, entre gris y azul, y el escudo... nunca habían encontrado una pieza que tuviera el escudo", subrayó. El fragmento ya se encuentra en el laboratorio donde se le dan los cuidados a cada uno de los elementos encontrados. "Tenemos alrededor de cien fragmentos, y entre ellos una pipa casi completa", concluyó.
Una gran historia
El arquitecto Cristian Murray, coautor del libro "Tras la estela del Hoorn", recordaba en una nota para la agencia Cyta los hallazgos realizados hace casi una década al decir que "entre los años 2004 y 2006 se realizaron tres temporadas de campo. Se encontraron metales fundidos, fragmentos de carbón, cerámicas europeas de principios del siglo XVII. Los materiales hallados permitieron conocer diversos aspectos de una nave del período de la exploración". "Por el momento ha concluido esta etapa de la investigación, pero no se descarta que en un futuro se puedan retomar las prospecciones para intentar localizar alguna parte de la estructura del barco que pueda permanecer enterrada", indicaba en una entrevista. Con respecto al libro explicaba que "describimos las técnicas y la metodología utilizadas para relevar el terreno, tanto en las costas como bajo el agua. Se muestran los hallazgos -cerca de 400 fragmentos de cerámica, metal, carbón, roca y vidrio- y se brinda una posible explicación para la ausencia de restos de la estructura de madera del barco.“
Descubridores del Cabo de Hornos
"La expedición de los holandeses Jacob Le Maire y Willem Schouten, en los años 1615 y 1616 tuvo una gran trascendencia por los descubrimientos geográficos que realizó. Descubrieron el Cabo de Hornos, abriendo de esa forma una ruta interoceánica más rápida y segura que la del Estrecho de Magallanes, que se venía utilizando desde 1520”, señala Murray quien desde 1995, trabaja para el Programa de Arqueología Subacuática (PROAS) del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Fruto de cinco años de trabajo, el libro de divulgación científica “Tras la Estela del Hoorn, Arqueología de un naufragio holandés en la Patagonia”, describe las investigaciones históricas y arqueológicas realizadas sobre la expedición de Jacob Le Maire y Willem Schouten.
Durante el viaje, la flotilla de Le Maire y Schouten realizó una escala de cinco semanas en Puerto Deseado, actual provincia de Santa Cruz. “Allí los holandeses se reabastecieron de víveres, principalmente carne de pingüino y lobo marino, realizaron trabajos de mantenimiento en sus naves y repusieron energías para la larga travesía que les esperaba”, indicó Murray. Y agregó: “En un desafortunado accidente, mientras carenaban con fuego el casco del menor de los barcos -el Hoorn-, se produjo un incendio y lo terminaron perdiendo. Debieron continuar el viaje a bordo de una sola nave”.
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