Los libros son individuos. Estos precisan andar y sentirse libres. Lo cual es “raro”. Estamos acostumbrados a ver los libros en las bibliotecas, acomodados por temas, esperando ser leídos. Hay que pedir permiso y avisar que uno se lo lleva y ver cuando lo devuelve. Esa es la concepción que tenemos del libro. En otras oportunidades vamos a las librerías y nos internamos. Pasan horas y hojeamos mil libros, de los cuales solo uno o dos podemos comprar.
En esta nueva era de la tecnología, de las redes sociales, de los libros virtuales, el libro en papel también debe mutar, no puede permitirse quedarse inmóvil.
Por ello los Anónimos Libres, decidimos sumarnos a una movida mundial que existe y se llama “Biblioteca Libre”.
El sábado 22 de marzo, hicimos la prueba de fuego, en la calle, hospedados por la Academia María Celina.
El primer agradecimiento es al clima, que nos permitió concretar la actividad. Luego a gradecer a todos los que se sumaron, a la Dirección de tránsito que nos permitió cortar la calle, a la Biblioteca Florentino Ameghino, por los libros, a los medios por dar difusión, a los que dejaron libros, los que llevaron cosas ricas para compartir, los cebadores de mate, el canto, las guitarras, la danza y la buena onda.
Un parecer común fue el sentir que se estaba robando el libro. Es muy diferente adquirir un libro que tomarlo. Pero esa era la propuesta de Biblioteca Libre, llevarse lo que a uno le guste y hacer circular el libro. El libro con sus colores, el tamaño de letra, su olor, la textura, el libro amigo que nunca nos abandona.
Gracias por dejarnos soñar y creer que es posible un mundo más abierto, menos estructurado.
Les vamos a estar avisando de la próxima fecha. Imposible perdérselo.
Los vamos a estar esperando.
Anónimos Libres.
Puerto Deseado, 1 de abril de 2014
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