miércoles, 1 de abril de 2009
HOMENAJE A RAUL ALFONSIN
Millones de palabras evocan hoy a Raúl Alfonsín, el presidente fallecido ayer. Condujo a la Argentina en el regreso democrático de 1983. Fue jaqueado en 1989 por la hiperinflación y los saqueos. "No pudimos, no supimos o no quisimos", dijo en su momento. Seguramente no fue el mejor de todos, pero le tocó conducir el país en un tiempo difícil y fue coherente con sus convicciones. Murió sereno y en paz, rodeado de su familia, luego de una intensa vida política.
Quienes tuvimos oportunidad de tratarlo, durante algunas horas, el 15 de julio de 1984, cuando Puerto Deseado celebró su Centenario, descubrimos a un hombre lúcido, activo, firme, cálido. El hombre que soñaba trasladar la Capital Federal a Viedma y descentralizar este país unitario. El que tuvo que soportar trece paros generales. El político argentino que se muere teniendo un departamento y una casa, y que hasta hace poco caminaba por las calles sin problemas.
Alfonsín debería ser recordado con una calle en Puerto Deseado. Ya lo dijimos, y volvemos a insistir. Su gobierno nos dejó el Gasoducto Centenario, la Línea de Alta Tensión y la ampliación del puerto con una donación de 20 millones de dólares del gobierno japonés.
Casi nada. La infraestructura básica que le permitió a Deseado crecer y desarrollarse durante los últimos veintidós años.
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