Llenar un tanque cuesta el doble que hace dos años
En abril de 2007 cargar en Comodoro Rivadavia un litro de nafta premium en una estación de YPF costaba $1,499, hoy su precio es de $2,499. También se perdió el precio diferencial que la Patagonia tenía respecto al resto del país. Actualmente un litro de combustible cuesta sólo 10 centavos menos que en Buenos Aires. Hace una década la diferencia era de un 50%.
Poco a poco la Patagonia perdió el precio diferencial en las naftas que tenía respecto al resto del país. En Comodoro Rivadavia como en el resto del país, los automovilistas ya se resignaron a que cuando llenan su tanque en una estación de servicio, el precio de la nafta o el gasoil sea probablemente varios centavos más caro que la última vez que se abastecieron de combustible.
De manera gradual, se están produciendo alzas en los precios, en una escalada que comenzó a acelerarse en los últimos dos años, llevando a que hoy el litro de nafta premium bordee los $3, es decir prácticamente el doble que en 2007.
En Argentina, las compañías refinadoras de petróleo son quienes fijan el precio de comercialización de los combustibles. No obstante, también inciden factores políticos y regulaciones económicas en esa ecuación.
Basta recordar cuando en 2005, durante la presidencia de Néstor Kirchner, el Gobierno nacional aplicó sanciones a las empresas Shell y Esso por aumentos de precios considerando injustificados, ya que violaban las leyes de defensa de la competencia y generaban un perjuicio a los consumidores.
Mientras, en enero de 2008, ya bajo la presidencia de Cristina Fernández, se ordenó cerrar las exportaciones de combustibles líquidos y que los precios volvieran a su costo del 31 de octubre de 2007, hasta asegurar el abastecimiento del mercado interno, dado que se registraba un déficit del producto y un aumento considerable de los precios, argumentaba la normativa.
Sin embargo, pese al celoso seguimiento que el Estado mantiene sobre el precio de los combustibles, por su incidencia sobre el valor otros productos como los alimentos y por ende sobre la inflación, a partir de mediados de 2008, parece haber decidido flexibilizar su postura.
Ahora el gobierno parece acompañar el pedido de las refinerías que fundamentan razones de costos y la suba del dólar para solicitar que se acerquen los valores de comercialización de la nafta y el gasoil a los importes que tienen demás países de la región como Brasil, Chile o Uruguay, más allá de que en Argentina existe un precio interno de comercialización del barril del petróleo, por debajo de la cotización internacional.
A medida que los precios fueron incrementándose, otro factor llamativo es que pese a que la región patagónica goza de la exención del ITC (Impuesto de Transferencia de Combustible), en la actualidad un litro de combustible cuesta sólo uno $0,10 menos que en Buenos Aires, pese a que desde que se implementó la norma a mediados de la década, la diferencia fija era siempre de alrededor de $ 0,50.
LA INCIDENCIA DE LA DEVALUACION
La crisis económica que sufrió el país en 2001 y la posterior devaluación del peso -que hasta principios de 2002 tuvo paridad de cotización uno a uno con el dólar- desencadenó a partir de entonces una lógica variación de los precios de los combustibles. Sin embargo, como ya se señaló, los aumentos más significativos y más continuos empezaron a registrarse en los últimos dos años.
Por otro lado, la modernización de la industria automotriz también tuvo su impacto dentro del comercio de combustibles líquidos. En la actualidad la nafta normal (de 85 octanos) está al borde de la extinción. En la mayoría de las estaciones de servicio de Comodoro Rivadavia no se la comercializa debido a que sólo la consumen los autos que tienen más de 15 años. A la vez, gana terreno sobre la nafta super (de 95 octanos), el consumo de la premium (de 100 octanos), recomendada para los modelos más nuevos, con sistema de inyección en lugar del clásico carburador.
Es así que el precio de la nafta premium, por su creciente demanda, fue la que mayor aumento tuvo durante el período que abarca desde 2001 a 2009, pasando de $0,679 en la época de la convertibilidad a 2,949 en la actualidad, tomando como referencia los precios en Comodoro Rivadavia de las estaciones concesionadas por YPF, empresa que posee más del 50% del mercado y regula los precios internos de acuerdo a decisiones pactadas con el gobierno.
Y si la suba del combustible se nota en el bolsillo de cualquier automovilista, la incidencia es aún mayor para aquellos que utilizan un vehículo como herramienta de trabajo. Es el caso de Oscar, uno de los cientos de remiseros que a diario recorre las calles de la Capital Nacional del Petróleo arriba de un Fiat Siena gris.
Oscar trabaja durante doce horas para llevar el pan a su hogar y para cumplir con el doble turno debe llenar el tanque, de unos 40 litros, una vez al día.
“Ahora hacés menos recaudación, porque la gente está viajando menos y subió el combustible, entonces hay un paralelo que no coincide, se contradice, no cierran los números. En un período de tres meses aumentó como tres veces el combustible”, se quejaba Oscar a mediados de semana mientras se abastecía de nafta en un surtidor de Kilómetro 3.
PROBLEMAS DE CUPOS
La situación tampoco resulta mucho más auspiciosa para las estaciones de servicio, ya que los concesionarios argumentan que a pesar de la suba de precios, también han subidos sus costos en materia de personal y gastos operativos. Además, las refinadoras, alegando razones de capacidad de producción, les otorgan un cupo fijo mensual de litros de cada combustible y no sobre la base de la demanda de cada surtidor.
Iñaki Goicoechea, encargado de la EG3 que se encuentra en el cruce que une a Ciudadela y Próspero Palazzo, trabaja desde hace 14 años en el lugar y señala que antes de la convertibilidad no existían esos restrictivos cupos.
“Siento nostalgia porque ante las reglas estaban más claras, ahora vos tenés limitaciones que ponen las compañas petroleras. Antes uno lo que hacía era vender y cuanto más vendía, más ganaba, más se esforzaba, mejor servicio trataba de dar. Después de 2002 todo cambió y hay cuestiones que uno no entiende cómo funcionan”, señaló.
“Las petroleras tienen un cupo que designan a cada estación, ese cupo si lo consumo a mitad de mes, la otra mitad de mes no tengo quien me provea, porque mi cupo ya está consumido. Entonces eso en meses de verano o cuando hay más consumo en la provincia de Buenos Aires, porque hay cosecha o más movimiento de autos, hace que se sienta la falta, sobre todo de gasoil”, explicó Goicoechea.
Así, las refinadoras se basan en esos cupos, directamente ligados con su capacidad de producción, como un factor que también incide en los precios. No obstante, Xavier Goicoechea, responsable de la estación Petrobras de la avenida Kennedy, a metros del barrio 30 de Octubre, considera que conflictos, como los bloqueos producidos en las playas de tanques por parte de sectores ligados o ajenos a la misma industria, también marcan una incidencia.
“Se trata de llegar al final de mes con lo que nos entregan, pero hay días que se produce desabastecimiento. En el último mes el principal desabastecimiento fue producto de los paros que provocaron que los camiones no llegaran a tiempo y si se produjeron días de desabastecimiento”, comentó.
Y remarcó que producto de esas situaciones, la gente en muchos casos tiene miedo de quedarse sin combustible. “Hay mucho de paranoia, hoy un vehículo promedio hace 16 kilómetros por litro, vos tenés en un tanque 50 promedio, entonces tenés para recorrer más o menos 800 kilómetros. Se da el tema de la paranoia porque la gente mezcla mucho, porque por ahí salen notas de Buenos Aires con problemas de allá y acá no hubo faltante de combustible”, afirmó.
ZONAS FRIAS Y CALIENTES
Desde su experiencia en el mercado, Xavier Goicoechea considera que los precios de los combustibles y sus aumentos se rigen a partir de políticas que impone el mismo gobierno.
“Obedece a una política del gobierno que establece zonas calientes y zonas frías. El precio tiene inferencia con respecto a la reacción del público. Si en Buenos Aires aumentara lo que debería ser, toda la gente estaría golpeando en la Casa de Gobierno. Están delimitando zonas y dicen acá puedo subir un poco mas, acá un poco menos”, analizó.
De ese modo, la brecha de precios en las diferentes regiones disminuyó gradualmente en los últimos años. Hoy en Buenos Aires, la nafta super cuesta $ 2,799 el litro y la premium $3,09, mientras que en Comodoro Rivadavia, tomando como referencia a las estaciones de YPF, los valores son de $2,679 y $2,949, de manera respectiva.
Un proyecto que no prosperó
A mediados de la década de los 90, el Gobierno nacional implementó en la Patagonia la exención del ITC (Impuesto a la Transferencia de Combustibles), considerando la baja densidad demográfica de la región y las grandes distancias.
Como la medida se implementó en plena época de la convertibilidad -donde la cotización de un peso argentino equivalía a un dólar-, se generó entre los habitantes de la región el convencimiento de que el combustible costaba en la Patagonia la mitad que en el resto del país. En esos años un litro de nafta super valía en Comodoro Rivadavia $ 0,50 mientras que en Buenos Aires se elevaba a $ 1.
Sin embargo, la exención de ITC no significaba una reducción del 50 por ciento del valor del combustible en la Patagonia, sino una exención de alrededor de 50 centavos por litro, que se mantiene fija con el paso de los años, pese al incremento de precios luego de la devaluación.
Por esa razón, el 21 de diciembre de 2008, la Legislatura de Chubut aprobó un proyecto del diputado provincial justicialista José Karamarko, elevada al Congreso de la Nación, solicitando que se instrumente una exención para que en la Patagonia el combustible tenga un precio equivalente a la mitad del resto del país, como ocurría en la época de la convertibilidad.
Sin embargo, la iniciativa de Karamarko quedó guardada en los archivos del Congreso y con el paso del tiempo no ha sido reflotada.
La exención del ITC se nota cada vez menos
Pese a que en la Patagonia la nafta y el gasoil se encuentran exentos del ITC (Impuesto a la Transferencia de Combustibles) y que ese beneficio significaba que en zonas como Comodoro Rivadavia, su valor de venta fuera de alrededor de 50 centavos menos que en el resto del país, actualmente ese margen es de sólo unos 10 centavos.
En opinión de Osvaldo Lewis, miembro de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Comodoro Rivadavia, esa diferencia de alrededor de 50 centavos continúa existiendo, pero se observa en relación a otros puntos del interior del país como las provincias del litoral y no así con Buenos Aires, porque el área metropolitana también se está viendo beneficiada también con un precio distintivo.
“Los precios se ven un poco distorsionados por las distancias, si la zona de expendio está alejada de la planta tiene un cargo de flete, entonces encarece un poquito el producto, pero normalmente hay una diferencia de cincuenta o sesenta centavos con las zonas más caras del país, como Corrientes o Entre Ríos”, afirmó.
Además explicó que el gasoil paga un impuesto de 18.5% que va dedicado a los mantenimientos de ruta, sumado al 21% del IVA, lo que determina que en el caso del diesel, el precio en Comodoro Rivadavia sea prácticamente el mismo que en Buenos Aires, a diferencia de lo que ocurre con las naftas.
“Hay un determinante de precio de acuerdo a las zonas que va en función del costo operativo que tiene el producto para llegar a esa zona, pero no es para perjudicar a la gente sino para cubrir los costos operativos. En la zona patagónica hay una especie de sistema de compensación. No hay grandes diferencias de precios entre las zonas que abarcan de Río Gallegos a Sierra Grande, en todo el corredor de la ruta 3 hay un sistema de compensación”, graficó en referencia al ITC.
Sin embargo, reconoció: “si se respetara la política de mayores costos, Comodoro tendría que ser el lugar donde más barato costara el combustible, porque llega por barco a la ciudad y de este punto se distribuye. Pero Comodoro asume un costo de operación que en realidad le está correspondiendo a otras ciudades”, admitió.
Lewis también cree que pese a las alzas sufridas por los combustibles en los últimos dos años, el incremento no fue tan significativo como otros productos de consumo masivo.
“El combustible fue el sector que menos se movió el precio. Con cualquier sector que lo compares: de la construcción, con el sector automotor, hasta inclusive con los sueldos. El proceso de recomposición salarial en los últimos cuatro años ha sido muy superior a lo que ha aumentado el combustible”, opinó.
diario EL PATAGONICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario