EL ORDEN DIGITAL

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Fundación Conociendo Nuestra Casa/ Un paseo inolvidable a la Piedra Toba






Alumnos de  los cuartos grados de las escuelas de Puerto Deseado cruzaron la ría para tocar la Piedra Toba

Como es tradicional a fin de año, los alumnos de los cuartos grados de todos las escuelas de la localidad que se han destacado en el curso sobre la historia, geografía, fauna y flora de la Patagonia que dicta  la Fundación Conociendo Nuestra Casa ganan como premio el cruce de la ría, en botes semirrígidos, para tocar el monumento natural ubicado en la costa sur y disfrutar del paisaje que se avista desde allí.
El premio está auspiciado por el Banco Patagonia, empresa que apoya el trabajo social, educativo y deportivo que realiza la entidad deseadense. Su gerente, Dn. Sergio Rodriguez, también cruzó en un gomón y sumó su esfuerzo al paseo, mientras que varios monitores lo hicieron remando en kayak, acompañados por pingüinos de Magallanes.
Los prestadores turísticos “Darwin Expediciones” y “Los Vikingos” ofrecieron su colaboración con sus equipadas embarcaciones para el cruce y Prefectura Naval aportó la seguridad con su lancha.
También participaron maestros, padres de los niños y colaboradores de la institución.
Disfrutando de un día de sol y brisa suave, arribaron a la playa de Puerto Jenkins, lugar cuyo nombre recuerda a una de las familias que acompañaron al capitán Antonio Oneto en su epopeya fundadora, los excursionistas escucharon la leyenda urbana sobre la Piedra Toba. La historia relata el amor de una pareja de hermosos jóvenes tehuelches, un cacique de la costa norte y la hija de un jefe de la margen sur cuyo padre le prohibió terminantemente el romance. Al fugarse en una noche de furiosa tormenta, fueron sorprendidos por los guardias; al verse rodeados, sintiéndose perdidos se fundieron en un apretado abrazo y en ese instante cayó un rayo que los convirtió en piedra, uniendo a los amantes para siempre. De ahí que se sostiene que tocar la roca trae suerte en el amor.
Ya en el lugar, aprovechando los 37 metros de altura sobre el nivel del mar, los paseantes reconocieron las islas y bahías que habían estudiado en el aula y recordaron que el perito Francisco Moreno, atendiendo a su forma, había bautizado el promontorio como “Cerro Horqueta”.
Al regresar, visitaron el sitio donde se alzó la primera Prefectura Naval en el año 1881 y avistaron la isla Chaffers y la Bahía Falsa.
Mientras esperaban el traslado de vuelta, hicieron un picnic en la playa y jugaron cinchadas. Los más chicos, en gran número, desafiaron a los mayores y los vencieron rotundamente.
“¡Fue fantástico y los chicos volvieron felices!”, resumió Griselda Coliboro, jubilada que colaboró activamente en el desarrollo de la excursión.

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