Recordando al restaurante El Pingüino

Para vos, restaurante
«El Pinguino»
La madrugada del 23 de diciembre sentiste un ruido extraño, era que se bajaba la persiana de tu puerta principal, cosa que nunca se hacía.
Te habrás preguntado ¿por qué?; no creo que te hayas imaginado que era para siempre, porque nosotros tampoco.
Hoy tus paredes escuchan poquitas voces, sólo las de los que te quieren y les cuesta irse (Elba y Hugo),
siempre tienen el pretexto para ir a visitarte.
Pero por cuantos años esas mismas fueron fieles testigos de importantes decisiones de todos los que allí concurrían, pero creo que nada puede superar a los temas de fútbol, al Boca de papá, que tembién tenía sus
seguidores.
Fuiste todo para la familia, y más aun, nos diste todo.
Nos viste crecer, a nosotros y a nuestros hijos. La cita obligada en la mesa 4 por la que pasaron amigos, familiares (cada uno con su respectivo lugar). Muchos de los que vinieron a radicarse a Deseado se hicieron asiduos clientes hasta que llegaran sus familias.
Siempre respetamos tus horarios, porque en ellos involucrabas a los abuelos.
Varias veces te culpamos por el tiempo que te dedicaban, o que vos le robabas, pero todo tenía que estar listo para que pudieses recibir a los que te iban a visitar, y para ello había que realizar las compras, recibir proveedores, organizar la mantelería, etc, etc., y allí estuvieron para mimarte Elba y Hugo
acompañados por el personal.
Hoy la alegría no es porque cerraron tus puertas, es porque queremos que los abuelos disfruten de otras cosas. Fuíste y serás para ellos TODO.
Te vamos a extrañar pero no a olvidar, SOS PARTE DE NUESTRA HISTORIA
FAMILIAR.
Geraldina