El 11 de marzo de 1973 la fórmula presidencial del FREJULI, integrada por Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima se impuso con casi el 50 por ciento de los votos poniendo fin al intento oligárquico de hacer desaparecer al peronismo definitivamente de la historia argentina.
Esa misma noche, la policía reprimió brutalmente a los manifestantes que festejaban el triunfo frente a la sede del Partido Justicialista.
La UCR, que había postulado a Ricardo Balbín como candidato a presidente obteniendo poco más del 21 por ciento de los sufragios, desistió de ir a segunda vuelta.
Eran los últimos estertores de un proceso que había comenzado con el golpe de 1955 y que culminaba en el dictador Alejandro Agustín Lanusse de manera patética.
Lanusse lo intentó todo para evitar que el peronismo retornara al gobierno o, al menos, tuviera limitado su poder.
Poco antes del primer regreso de Juan Domingo Perón al país, en 1972, Lanusse había dicho que al viejo caudillo “no le da el cuero para volver”.
Como su expresión de deseo se vio frustrada, y ante la evidencia de que el peronismo tenía todas las posibilidades de gobernar (Lanusse buscaba la salida electoral para apagar el incendio de las sublevaciones populares) inventó la “cláusula de residencia” por la que Perón no podía presentarse como candidato ya
que como consecuencia del exilio obligado debió permanecer 18 años fuera del país.
Fue entonces que surgió la figura de Cámpora, el colaborador más estrecho de Perón, y la consigna estratégica que derrumbó la fantasía lanussista: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.
Perón designó a Cámpora como candidato presidencial y, paradojas de la historia, miles de jóvenes encarnaron en él sus aspiraciones revolucionarias.
“El Tío”, como lo llamaba la Juventud Peronista, se transformó en el símbolo de ese destino que gran parte de la juventud había elegido, influenciada por la resistencia peronista, la revolución cubana, el mayo francés y, sobre todo, por las sublevaciones populares como el Cordobazo, el Tucumanazo y el Rosariazo.
Otra paradoja de la historia: muchos de esos jóvenes provenían de familias de clase media antiperonista y algunos, incluso, de la derecha católica.
EL PATAGONICO
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