EL ORDEN DIGITAL

lunes, 17 de octubre de 2011

EN EL DIA DE LA LEALTAD POPULAR, UN VALIOSO MENSAJE DE PERON

El 31 de agosto de 1953, el presidente Juan Domingo Perón les hablaba así a 600 chicos de un promedio de 16 años de edad:

"Todos nosotros pensamos que en la República, tenemos que iniciar una acción intensa en la familia y en las escuelas, los colegios y las universidades. Para influir sobre la juventud , que es la única que puede resolver el problema de la República Argentina. Nosotros hemos llegado un poco tarde. Porque hemos llegado tarde? Y... simplemente porque ya cuando llegamos a esta acción éramos viejos. Y somos ya, casi viejos. Para nosotros la vida del pueblo argentino, "lo de atrás", y ... nos importa como tradición y como historia. El presente es el día que estamos viviendo. El presente no es muy largo, ni muy elástico. Lo que nos interesa es el futuro del país. Y para el futuro del país es para el cual nosotros estamos trabajando. No estamos trabajando para nosotros. Ni estamos haciendo nada más que la parte material, que es la menos trascendente, para satisfacer el presente. Pero queremos iniciar y realizar la obra de verdadera trascendencia en el pueblo argentino, que es la obra del futuro. Formando una juventud, a quien le vamos a entregar nosotros las banderas, para que ellos la conduzcan por el mejor camino y hacia los mejores objetivos.
En 1950 enterré yo en la plaza de mayo, un mensaje para los muchachos del año 2000. Allí los responsabilizo a todos ustedes, si entre el año 50 y el año 2000, no han sido capaces de cambiar nuestra república y de hacer un país lo más perfecto posible. Pero lo más perfecto posible, no en su desarrollo técnico, industrial... no no no. En su desarrollo ESPIRITUAL. Si no han sido capaces de formar un pueblo de buenos, prudentes y lo más sabio posibles. Pero con una cultura superior en el Pueblo. Y si ya no se han apartado de la orientación nuestra, de protección del pueblo, de ayuda del pueblo, de justicia con el pueblo. Y si no han sido capaces de mantener nuestra independencia y nuestra soberanía, frente a un mundo que parece que se ha vuelto loco y quien sabe adónde va a ir a terminar. Y ustedes, "es" esa juventud.
Ustedes que ahora son muchachos y que si yo les dijera que entre ustedes a lo mejor está el presidente de la república que va a tener toda la responsabilidad dentro de 20 o 30 años, se rieran. Se reirían ustedes si yo les dijera eso. Pero yo salí de un medio como el de ustedes y soy presidente de la República. De manera que no habría ningún milagro en eso!
Y cada uno de ustedes debe pensar y prepararse para el futuro como si dentro de 30 años, fuera el presidente de la República. Solamente así vamos a formar el pueblo con que nosotros soñamos. Un pueblo de hombres, Res-pon-sables. Donde a cada uno le interesa el problema del país, y cada uno de los problemas del país es su propio problema. Y que proceda en la vida como si de SU conducta y de SU capacidad, dependiese el porvenir del país. Cuando la República Argentina esté formada por una mayoría de hombres con esas características, vamos a ver... ¡qué país vamos a formar nosotros!

Porque en esto muchachos, no hay, no tiene valor el puesto de lucha que uno tiene en la marcha del País. Es más importante ése que está haciendo un pozo ahí en la calle para poner un adoquín, si cumple con su deber, que el cargo de Presidente de la República si él no sabe o no quiere cumplir con su deber. Es más importante aquel que cumple, que éste que no cumple.
El puesto que uno tiene en la lucha del país, por su felicidad y por su engrandecimiento y por su perfeccionamiento, no depende en manera alguna de lo encumbrado del cargo que represente. Sino de que sepa cumplir honradamente con la labor que desarrolla.
Dicen que Epaminondas después de la batalla de Sama, en que fuera derrotado por Escipión el Africano, de comandante del Ejército fue encargado de la limpieza de la ciudad de Tebas. Curioso... Lo destituyeron de General y lo Pusieron de Basurero, encargado de la basura de la ciudad, como "castigo". Y dicen que Tebas no estuvo NUNCA tan limpia, ni tan reluciente como cuando Epaminondas fue encargado de la limpieza.
Lo que quiere decir que no son los cargos los que engrandecen al ciudadano, sino el ciudadano el que honra los cargos, cualquiera sea el cargo que desempeñe! O que desarrolle.
En ese concepto deben formarse los ciudadanos .
No se si cada uno de ustedes va a ser Presidente o va a ser Picapedrero. Pero estoy seguro que si el que es Picapedrero pica bien su piedra y la pica todos los días será mejor que el Presidente que no sabe cumplir con su deber y cree que eso es una prebenda para disfrutar y no un sacrificio a imponerse para producir para el país y para la comunidad.
Claro, que este es un trabajo largo. Y que es un trabajo difícil. Pero "bien vale París, una misa". Bien vale intentar por lo menos hacerlo. Algunos dicen, cuando yo me refiero a estas cosas en sus comentarios: "el pobre tipo este cree que lo va a conseguir". Algunos dicen que yo me voy a morir sin conseguirlo. Tal vez...
Pero yo no me olvido nunca lo que yo siempre dije. A un criollo le oí decir una vez que un loro "de maíz en maíz" se comió un maizal. Hemos de predicarlo uno a uno si es necesario. Y todos los días y todas las noches, hasta que el pueblo argentino llegue a persuadirse, de que hay un solo camino por el cual deben marchar todos los argentinos. Que es el camino de la dignidad de los hombres, que lleva a la dignidad de los pueblos y de las naciones. Y sin ese procedimiento no se llega nunca a ser una nación bien "desarrollada" como dicen algunos otros. El "desarrollo" está en esa dirección. No en crear toda suerte de trampas y de miserias, para poder vivir un poco más y mejor que el de al lado. Es mejor vivir poco pero dignamente, a tener una larga vida de otra naturaleza.
Por esto muchachos yo quiero decirles con toda realidad, cosas mucho más trascendentes de todo cuanto podemos imaginar. Porque la realización en conjunto por el pueblo Argentino de estas ideas, es entrar definitivamente en el verdadero camino que el pueblo debe seguir. Y yo lo he de hacer seguir.

Muchos se han reído en otras cosas que yo decía que iba a hacer. No creían que las hiciera y ya se las he hecho todas! Ahora la voy a hacer a esta. Y estén seguros que lo voy a hacer. Lo voy a hacer porque yo soy de los que le meten, y le meten... hasta que lo consigo. Y yo le he de dar y de dar, todos los días, todas la noches, con todos, con uno, con otro... hasta que al fin los convenzo.
Cuando yo fui a la Secretaria de Trabajo y previsión, todos los eran comunistas. Yo fui allí y dije: "Yo lo voy a arreglar a esto. Voy a sacar a todos los comunistas, les voy a hacer una clase trabajadora unida, bien adoctrinada. Y que va a tomar...."
Todos se miraban y se reían.
Yo empecé la prédica. Primero llegaban 3... le hablaba a los 3. Venían 300: igual, 3.000: Igual, 30.000: Igual! y cuando llegaron 300.000: igual. Y hoy, que les parece que he conseguido en estos años de prédica? Lo que yo, es que no aflojo. Yo le meto todos los días, siempre igual, adelante nomás! Empujando.
Los nuestros han de ser idealistas. Hombres que tienen el convencimiento espiritual, de que hay que realizarlo y lo realizan por ese convencimiento. Verán ustedes el producto de esto en unos 20 o 30 años. La vida de un es demasiado corta para abarcar estos fenómenos. Es probable que yo no vea el resultado de toda nuestra acción. Pero ustedes lo van a ver, y ustedes van a recibir el provecho de esa acción.
Por eso nadie ha de estar más interesado que ustedes, en que eso se realice y se realice bien. Y cada uno de ustedes debe de ser un propagandista de eso y un hombre que se llame a sí mismo. Que haga su propia escuela introspectiva. Que se mire por adentro. Que conozca todo lo bueno y conozca todo lo malo. Y que sepa inclinarse a lo bueno, y dominar lo malo. Cada hombre ha de tener dentro de sí, la suerte de un faquir, para poderse imponer lo que la voluntad le rige. Lo que una voluntad calificada por el conocimiento del bien, y por el conocimiento del mal.
Pero ustedes, muchachos, no deben ignorar cual es nuestra orientación. Porque sus maestros se desviven, no solamente para que ustedes aprendan, y para que ustedes conozcan la vida, el hombre, las cosas o la ciencia. Sino que cada uno de ellos influye, en que en cada uno de ustedes haya un buen muchacho.
Porque un buen muchacho, es el proyecto de un buen hombre. Y un buen hombre es el proyecto de un buen pueblo, y un buen pueblo es el proyecto de una buena nación! Y un mundo poblado de buenas naciones sería un mundo y no una porquería como es el mundo actual que estamos viendo nosotros desfilar en las noticias de todos los días.
Nosotros queremos que cada uno de ustedes sea un buen hombre. Y para eso los queremos convencer de las ventajas de ser un buen hombre, y no llevándolo a la cárcel después si resulta un mal hombre. En esto, como se hace con la salud, queremos prevenir para no tener que curar.

Hace poco un criminalista visitaba Buenos Aires, y me fue a ver y me dijo: Dígame que piensa usted de los reformatorios para la criminalidad . Y le dije que es una barbaridad. Y dice "ustedes no tienen?". Yo quiero que se terminen, le dije, lo poco que hay todavía estoy terminándolo. Lo que yo quiero es que no haya chicos delincuentes! No que haya institutos para encerrar a los delincuentes infantiles. Y le dije, y por esa razón nosotros hemos mejorado las condiciones de vida de la población. Porque la delincuencia sale de esa miseria, de ese dolor y de esa sordidez del hogar popular. Queremos que el chico tenga su privilegio, porque teniendo su privilegio está mejor inclinado a producir buenas acciones y no a desviarse sobre los malos caminos. Queremos asimismo, que esté bien comido, que tenga diversiones, que en fin... que tenga lo que debe tener un muchacho para que no se incline mal. Y si a pesar de eso se inclina mal, nosotros nos inclinaremos al camino de readaptarlo, de meterlo al buen camino del cual no debió haber salido. Pero no de encerrarlo en un reformatorio. Me dice: De manera que usted es contrario? Yo soy contrario a los reformatorios y a todos los que piensan que los reformatorios pueden ser un remedio para la juventud.
Es claro que ustedes no podrán abarcar quizás, en toda su amplitud y profundidad, estos problemas sociológicos que surgen de la observación objetiva de la vida. Porque eso viene con la experiencia y de un cierto grado de erudición que uno adquiere pasando por la vida. Generalmente a los viejos nos ocurre eso. Cuando hemos aprendido mucho, no nos sirve para nada porque nos morimos. Pero desgraciadamente hay esperar llegar a eso para saber todo lo que uno debe saber por formación, por instrucción, por proceso subjetivo y por proceso de la observación objetiva. Pero indudablemente la utilidad de esa sabiduría que uno adquiere a lo largo de los años, de la experiencia, de la vida! tiene una utilidad. Que no seamos egoístas y tratemos de usarla en nuestro provecho personal! Sino que el producto de esa observación y de esa experiencia, se la pasemos a tiempo a los muchachos que como ustedes, tienen todavía una vida por delante para poder poner, diremos, en ejecución todos los consejos que los viejos podemos darles. Sino los viejos no servimos para nada! Si no somos capaces de pasarles eso a los hombres jóvenes. Pero sobre todo, sobre todo... pasarle, diremos, el resultado de esa observación en consejos sabios y constructivos. Y tratando de colocarlo siempre eso, en una buena persona.

Nada más aleccionador que la vieja anécdota de Sócrates en el momento de morir. En que el mas chiquito de sus discípulos se acerca a él llorando para decirle: Maestro! usted va a beber la cicuta, se va a morir, y tan poco que me ha enseñado! Y él le dijo: Hijo mío, si eres bueno, con lo que te he enseñado te sobra! Y si eres malo, todo lo que yo te podría enseñar no va a ser sino en perjuicio de tus semejantes.

Eso es lo que no hay que olvidar jamás. Que en el hombre todo valdrá. Pero hay una cosa que vale sobre todas las otras: Que sea una buena persona.

Que es lo más que debemos mirar, y es lo menos que se ha mirado hasta nuestros días. El formar una nueva comunidad con nuestro pueblo, donde se encarnen estos verdaderos valores. Donde podamos afirmar filosóficamente que esta es la última razón. Que esta es la verdad. Que en la escala de jerarquía de los hombres hay una sola cosa que lo eleva por todos los demás. Que es la salud de su alma, su espíritu y su bondad. Sin lo cual.... el hombre no sirve ni vale nada.
Para que esa elaboración subjetiva, sea la mejor escuela de cada uno de ustedes. El hombre ha de ser bueno por la convicción de la necesidad de que lo sea. Y esa convicción viene por reflexión, como todas las convicciones. Al hombre inteligente no hay que obligarlo: Hay que persuadirlo.
Y ustedes son muchachos inteligentes todos.
Dios quiera que esta persuasión de los maestros, de los padres, y de estas charlas que yo también de cuando en cuando trataré de hacerles, les alcance como persuasión para que se convenzan que el futuro de cada uno de ustedes, y el futuro de la comunidad argentina, descansen sobre esta clase de ideas.
Es necesario meterle, y meterle duro al trabajo, al estudio. A hacer todo lo que tengan que hacer. Vivir también una vida lo más amable y agradable posible. Pero estudiar mucho. Estudiar mucho porque indudablemente, esa es la mejor escuela de carácter para un muchacho. El estudio es una de las formas en que uno se siente un hombre de carácter. Y los hombres que no tienen carácter.... malo... malo. Lo primero que hay que formar es el carácter. Y ese sacrificio, esa abnegación, esa obligación que uno se pone a sí mismo. Que es la que lo hace sobreponerse al deseo de pasear que todos tenemos. Es más lindo y más fácil pasear que trabajar.
Pero estudiar. Estudiar mucho.
La vida impone ese pequeño sacrificio para llegar a ser algo en la vida. De manera que yo solamente les recomiendo en nombre mío, en nombre de los maestros, y en nombre de sus padres que han de estar de acuerdo conmigo, muy de acuerdo!: Que estudien mucho. Que sean muy contraídos al estudio y al trabajo.
Les pido en nombre de la Fundación que estudien mucho. Que trabajen mucho.
Y que sean buenos muchachos."

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