La pobre Cenicienta
Está muy bien, es muy positivo, era muy necesario que el gobierno pusiera unos cuantos pesos para que nuestros deportistas puedan practicar en lugares dignos el "mens sana in corpore sano". Las instalaciones no se han adecuado al crecimiento poblacional y a la multiplicación de actividades.
Un día, y debería ser un día cercano, los gobiernos deberán dejar de tirar limosnas vergonzantes para la promoción de las actividades culturales y destinarán un presupuesto generoso para acompañar a quienes ponen su papel, sus maderas, sus cueros, sus témperas y óleos, su cuerpo y alma, sus pensamientos, su guitarra, sus coloridas vestimentas, sus libros, su caolín, sus manos, sus pies, su alma y su cuerpo para manifestarse a través del arte y la artesanía. Algún día los subsecretarios y directores de cultura serán protagonistas y no simples muñequitos para adornar las gestiones de presidentes, gobernadores e intendentes. Algún día será, y hemos de llegar a verlo. Un día los funcionarios hablarán en serio de la cultura -esa pobre Cenicienta que recibe las migajas- en sus campañas y luego cumplirán sus promesas.
Papás casi adolescentes
Uno, que ya está grande pero no tanto, los mira y se conmueve. Ellos, que todavía tienen cara y gestos de adolescencia, prácticamente van creciendo junto a sus pibes. Herederos del viejo machismo, se animan a transgredir las normas que eran inquebrantables para nuestros viejos. Van a comprar pañales, saben cambiarlos, conocen la temperatura de una mamadera, llevan el cochecito, laburan para sostener esa familia que crearon o que les apareció por obra y gracia del amor o las hormonas desatadas, y hasta obedecen a sus novias-esposas-casi niñas cuando les encargan toallitas o algún otro producto que el viejo macho argentino jamás hubiera pedido en una farmacia. Ellos no son perfectos; los miramos y los criticamos como si no fueran producto de una sociedad, una familia y unos medios de comunicación que los educaron a los cachetazos. Para nuestros abuelos, los chicos eran cosa de las mujeres de la casa; ellos trabajaban y proveían el dinero, y mandaban. Ahora el mando es compartido, y hay turnos para lavar los platos, y los varones a veces cocinan más y mejor, y el amor se hace de a dos, y tal vez los hijos de ellos hagan las cosas mejor que ellos y que nosotros y que nuestros padres, que hicieron lo que pudieron para equilibrar la vieja crianza recibida con las libertades libertinas de los setenta y los años posteriores.
Los de afuera son de palo
"Nacer en un lugar es un accidente; elegir vivir en un lugar es una decisión de amor"... lo dijo Hugo Giménez Agüero y lo anotamos en el corazón, para cuando alguien que no hizo nada por este lugar le reproche a otro el haber nacido en otra provincia o en otra patria. No siempre el nyc es el más arraigado o el que más contribuye al desarrollo de su pueblo; no siempre el que llega de otros lugares -inclusive con hambre y con necesidades- pertenece al gremio de los ventajeros. Hay de todo en la viña del Señor. Lo que vale es esa decisión de amor hacia el lugar en el que hemos elegido cobijarnos de las inclemencias del mundo.
En mi esquina hay viento
El pensamiento individualista nos impide descubrir que los problemas generales requieren soluciones más amplias. La persona que se queja por los perros que hay en su esquina parece desconocer que esos perros también molestan a los que pasan por el lugar, y que en la otra esquina también hay animales sueltos. El que reclama porque en su casa no ingresó agua, no alcanza a percibir que seguramente es una problemática de todo su barrio, o de toda la ciudad, y supone que alguien, mágicamente, responderá a sus lamentos individuales. Alguien necesita un tratamiento médico costos y se arma una campaña que atiende, solidariamente, esa situación; días después llegará otra emergencia porque no se tomó ninguna medida para brindar una solución permanente. Una familia queda en la calle y el municipio alquila una casa para que no duerman en la calle; es un gesto digno, pero más digno sería que todo trabajador tuviera acceso a la casa propia sin llegar a ser un "okupa" o a quedar en la calle. Los partidarios del "divide y reinarás" resuelven, de verdad o con mentiras, el problema individual, y siguen fomentando las guerras de pobres contra pobres y de clase media contra clase media.
Asesores ad honorem
La escena es de pueblo. Divertida, tierna y recordable. Uno pregunta cómo se pueden cocinar los espárragos que vio en la góndola. Y ahí nomás se arma un bello debate donde la señora presenta una receta tradicional y otro cliente que anda cerca propone aceite y vinagre, tipo ensalada. Uno anhela, entonces, que nunca se pierda esta esencia de pueblo, donde todavía hay tiempo para asesorar ad-honorem, al que anda desorientado en pequeños o grandes temas de la vida, al que anda arrastrando una pena y necesita un cafecito o una "vuelta del perro" en el auto del amigo que lo vuelve a reconciliar con su esperanza.
Mario dos Santos Lopes
Comentarios a deseadorevista@hotmail.com
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