JUANA NAVES DE VIUSENT
NENUCO (q.e.p.d.)
Gracias por todo el amor que nos diste y todo lo que hiciste por nosotros. Vivirás en cada uno de nuestros corazones. No te olvidaremos nunca, fuiste un ser amado por todos los que te conocieron. Tuviste una familia hermosa y unos nietos divinos. Gracias mil veces, gracias por haber sido como fuiste. Tus hermanos Filo, Carlucho, Manola, Quiquino, Héctor, Jorge y Mabel (Avelín desde el cielo).
Nenuco:
Te fuiste inesperadamente, tu partida nos dejó un dolor muy grande y una tristeza profunda. Fuiste un ejemplo de esposa, madre y abuela. Cuidaste incansablemente de todos tus hermanos. Supiste consolarme en el difícil trance que tuve que sobrellevar. Nunca te olvidaremos, estarás siempre entre nosotros como la hermana dulce, tierna y buena. Ya no tendré tus llamados infaltables de todas las noches. Que Dios te bendita y te tenga en su gloria.
Filo-Estela-Juan Carlos-Ezequiel-Camila-Sarah
Cuando decir adiós duele...
Cómo cuesta despedir a los seres queridos, cuando sabemos que la partida es la última, cómo duele dejarlos ir, sin retorno, con un adiós repleto en lágrimas, y una ausencia que se abre en el alma.
Pero sabemos que igual se quedan con nosotros, en los recuerdos lindos de la infancia compartida entre hermanos, en sus hijos adultos -niños al momento de dejarla partir-, en el compañero de toda una vida que lleva la nueva tristeza, en los ojos puros de sus nietos que se resisten a no sentir más la tierna caricia, el mimo cotidiano.
Y la familia toda se reencuentra como en un gran abrazo, en su querido Jaramillo, el lugar de su infancia feliz, para despedir a uno de ellos, en esa pampa solitaria que tantas veces los viera a los nueve hermanos corretear, pero todos saben que Juana, la querida «Nenuco», les dejó su sonrisa, su serenidad, la paz que emanaba de cada una de sus palabras... los sabores de sus dulces y alfajores. Todos esos recuerdos que transforman el triste adiós en un nostálgico hasta siempre, y que le dará a Baby, Jorge L., Marcelo, María Claudia, Adi, Lucas, Pamela y Pía, toda la fortaleza para superar su ausencia.
Dora Manildo López
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