Valeria Lynch hizo cantar y bailar al público deseadense, con el gimnasio Juanola colmado. Con lo mejor de su repertorio y temas de su cd «Nosotras» ofreció un brillante show de dos horas que la encuentra en su mejor momento como cantante y actriz. La acompañaron en el escenario tres alumnos de su escuela de canto, quienes se lucieron interpretando varios temas mientras la protagonista de la noche hacía sus tres cambios de vestuario.
«Cuando vine con Monólogos de la vagina me llevé un hermoso recuerdo de la gente de Puerto Deseado y me gusta volver con mi espectáculo», dijo Valeria Lynch en el programa «Deseado Revista» (FM DESIRE). A pesar de haber estrenado el fin de semana la obra teatral «Victor Victoria», lo que le obligó a viajar sin haber dormido, la cantante accedió a la entrevista con la misma simpatía que la caracteriza en los escenarios.
«El público de Deseado es cálido y entusiasta, y para mí es un debut en esta ciudad», subrayó. En cuanto a la elección de su repertorio, la creadora de tantos éxitos señaló que «cada persona tiene una historia de vida con distintas canciones mías, y entonces incorporo temas que la gente pide aunque no estén en el show».
«Mentira, del chileno Buddy Richard, fue el tema que me convirtió en una artista popular... con ese tema mágicamente empecé a sonar en las radios, en todas las disquerías, empecé a llenar teatros», recordó con entusiasmo. «Me siento una privilegiada, después de tantos éxitos y de tanta música compartida, que la gente me siga diciendo que sí para mí es fantástico», enfatizó.
En la charla periodística Valeria Lynch se mueve tan cómoda como en el escenario.
La popular intérprete puso de relieve la excelente atención que recibió del personal de la dirección de Cultura, organizadores de esta presentación y la belleza del paisaje deseadense, que recorrió en horas del mediodía.
Al hablar de sus canciones, dijo que «hay una que no va a pasar de moda nunca, siempre que los seres humanos tengamos sueños y esperanzas, que es «Piensa en mí», del Paz Martínez... es una canción que se convirtió en un himno, y es la canción obligada de cada recital, donde yo veo a la gente emocionada hasta las lágrimas; es como una caricia para el alma».
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