viernes, 28 de febrero de 2014
LAS BUENAS NOTICIAS DE JOHAN PEREZ
El penoso accidente que conmovió a Puerto Deseado el 13 de abril del 2013, y que costó la vida al querido deportista Ricardo Silvi, tuvo otra víctima que sufrió graves consecuencias. Johan Pérez, de doce años, viene luchando, primero por la vida y luego por su recuperación, desde aquel momento en que fue colisionado el vehículo en el que viajaban.
Desde las canchas, las iglesias, los hogares y las redes sociales mucha gente puso sus mejores deseos y sus oraciones para que Johan pudiera sobrevivir bien a un accidente tan duro y a las severas contusiones que lo aquejaron. Durante meses, las señales fueron poco alentadoras, pero hace pocos días tuvimos noticias gratas y sorprendentes, luego de un tiempo de respetuoso silencio.
Fue Mario Fanjul, muy allegado a la familia, quien nos hizo saber que el domingo estuvo chateando con Johan, quien se había conectado a su Facebook, escribiendo él mismo los mensajes y recorriendo los álbumes del club Deseado Juniors, donde está con sus compañeritos, que diariamente preguntan por él. Johan ha tenido avances muy importantes en los últimos dos meses.
Continúa con su rehabilitación en Buenos Aires, y habla, lo que hace que pueda comunicarse con su mamá y con su abuela, expresar lo que siente y saber lo que le pasó. Su memoria está intacta hasta el día anterior al accidente. Al ver las fotos reconoce los nombres de sus amigos...
Está haciendo, con los especialistas, trabajos de rehabilitación para recuperar el movimiento de sus extremidades, luego de diez meses en cama y por las consecuencias del accidente. "El día que le di la camiseta del Juniors se emocionó... tenía una gran sonrisa en su cara y le brillaban los ojos; me levantó su pulgar, que en noviembre era una de las pocas señas que podía hacer cuando algo le gustaba; días después se paseaba en la clínica ante los profesionales que lo asisten y se agarraba la camiseta para que la vieran. Hoy todo eso lo expresa hablando", relata Mario Fanjul.
Sobre la recuperación del habla, nos cuenta que fue todo muy rápido, ya que arrancó diciendo una frase y comenzó a hablar, lentamente. "Es emocionante su cambio... puedo decir que la familia por fin vio una luz de esperanza", agrega.
Entre las charlas que mantiene con su mamá, hacían memoria de las cosas que llevaba ese día: bolsa de dormir, mochila. En cada caso preguntó dónde estaban. Su mamá le recordó que tenía dos celulares, y Johan volvió a preguntar dónde estaban. "Uno roto y el otro lo tiene la mami" (como le llaman a su abuela). Pidió que viniera su abuela, que llevaba disimuladamente el celular en la mano. Lo tomó, buscó su carpeta de música y puso música, por lo que recordaba perfectamente cómo funcionaba y qué contenía entre sus archivos.
Antes de comentar en la radio y publicar aquí estos detalles le pedí permiso a la mamá de Johan, quien me autorizó y me pidió que transmitiera su infinito agradecimiento a toda la gente que ha estado cerca aun estando físicamente lejos. "Ahora no puedo escribir nada, pero estoy muy feliz por ver cómo ha mejorado; sabemos que todavía nos espera un período largo de rehabilitación, pero agradezco profundamente a todo Puerto Deseado", me dijo. Y fue suficiente.
Mario dos Santos Lopes
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