CALETA OLIVIA SIGUE EN EMERGENCIA HIDRICA Y LOS VECINOS MANTENIAN ANOCHE LA RUTA 3 TOTALMENTE CORTADA
Cambiaron cuatro tuberías del acueducto y el intendente se vio forzado a dar la cara
La ciudad del Gorosito vivió ayer otra convulsionada jornada por la emergencia hídrica. Por nuevas fisuras detectadas en el acueducto, la SCPL decidió cambiar cuatro caños. La principal cisterna solo pudo completarse en un 70% con el caudal preveniente del Lago Musters y apenas logró abastecerse a algunos barrios. La gente volvió a protestar masivamente y además de cortar la Ruta 3 sitió el edificio municipal, forzando al intendente José Córdoba a salir a la calle.
Jueves 20 de Febrero de 2014
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Caleta Olivia (agencia)
El nuevo período de indignación popular que comenzó a acumularse hace diez días por la escalada de roturas del acueducto troncal derivó en otra revuelta social, pero incluso en la noche de la antevíspera algunos vecinos se tomaron a trompadas en el cargadero de agua municipal para defender sus turnos para llenar bidones con agua.
Mucha gente pensaba que el martirio del desabastecimiento -que sólo era aliviado ínfimamente por el caudal que proviene de los acuíferos de zonas de mesetas- iba a terminar ayer. Pero el principal y deteriorado acueducto no resistió otro golpe de presión al promediar la jornada del lunes en inmediaciones de la casa del Consejo Agrario, a pocos kilómetros de la zona urbana.
En el lapso de una semana ya habían sido cinco las roturas en todo su trayecto que recorre desde el Lago Musters y ahora se detectaban dos más.
Ante la certeza de que la corrosión del material se extendía a otros eslabones anexos, la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL) decidió, como responsable de las operaciones, cambiar cuatro a partir de la media mañana de ayer, estimándose que la tarea iba finalizar antes de que se pusiera el sol.
Tras ello volvería a reanudarse el bombeo, con la ventaja de que la mayor extensión del acueducto ya estaba cargada y el agua comenzaría a llenar la cisterna de 5 mil metros cúbicos, para finalmente enviarla a los barrios antes del mediodía de hoy.
NO ALCANZO EL PLAN
DE CONTINGENCIA
Debido a que los 3.300 cúbicos que alcanzaron a ingresar a esa reserva solo pudieron cubrir las necesidades de pocos barrios (120 Viviendas, San Cayetano, 8 de Junio y parte baja del Rotary 23), la mayoría de los habitantes siguió padeciendo la falta del vital elemento.
Es que tampoco fueron suficientes el caudal de acuíferos, los bidones de agua mineral que compró el municipio y la distribución que se hizo por camiones cisternas en bloque, lo cual indicaba que en la práctica el plan de contingencia resultó insuficiente.
Por ello ayer volvieron a salir a la calle otra multitud de vecinos, estimativamente unos 3.000, que a las 11 se concentraron en el Gorosito e inicialmente marcharon hacia el edificio del Juzgado Federal.
En ese lugar se permitió el acceso de los referentes de la ONG Vientos del Sur (ex SOS Agua) que ratificaron una denuncia penal que presentaran el 9 de setiembre de 2013, solicitando entre otras cosas que se investiguen responsabilidades por la construcción del acueducto inaugurado hace doce años y que hoy se encuentra deteriorado.
En el edificio no estaba el fiscal Lucas Colla, pero los voceros fueron recibidos por una secretaria que les habría informado que se continúa trabajando sobre la causa y que la misma estaba abierta para denuncias complementarias.
SITIAN AL INTENDENTE
A mediodía, la gruesa columna de manifestantes se dirigió hacia el edificio municipal para pedirle al intendente José Córdoba que “dé la cara ante su pueblo” ya que solo venía expresándose a través de medios periodísticos institucionales.
Muchas vecinas y vecinos evidenciaban rostros desencajados por la bronca de la sequía y algunos golpearon las puertas y vidrios y otros pintaron el frente del edificio utilizando aerosoles.
Mientras la mayoría se quedó en el frente, otros se dirigieron hasta dos portones laterales de la misma manzana para evitar que Córdoba saliera por allí, por lo cual el edificio quedó sitiado.
Córdoba mandó a avisar por sus allegados y luego por oficiales de policía que solo dialogaría con voceros de los manifestantes, pero que no iba a salir a la calle.
Diez de ellos aceptaron ingresar a su despacho, pero cuando el jefe comunal les explicaba las características del operativo de contingencia los mismos le dijeron que era mejor que tuviera el coraje de hablar con la multitud, a fin de evitar que se produjeran serios disturbios.
A regañadientes, previo imponer algunas condiciones, Córdoba salió por la puerta principal y recibió una andanada de insultos, pero igualmente trató de hacerse escuchar hasta que le alcanzaron un megáfono.
Informó sobre el esquema de las reparaciones del acueducto, del operativo con camiones aguateros, de la manera en que se distribuían las reservas acumuladas en la principal cisterna y de “miles” de bidones de agua que había prometido donar el supermercado La Anónima.
Dijo también que era probable que el paso de muchos vehículos por el camino alternativo (por el piquete del martes) hubiera producido vibraciones en el terreno motivando que se produjeran nuevas fisuras en el deteriorado acueducto.
Mucha gente no quería entender razones y pedía que solucionara rápidamente el problema actual; por eso no lo escuchaban y le gritaban que renunciara al cargo o que simplemente “se vaya”.
En ese diálogo de sordos, el intendente también le dijo a una mujer que lo increpaba que él tampoco tenía agua en su casa, tras lo cual dio por finalizada su exposición que duró menos de 20 minutos para luego volver a recibir a los voceros en su despacho.
El nuevo período de indignación popular que comenzó a acumularse hace diez días por la escalada de roturas del acueducto troncal derivó en otra revuelta social, pero incluso en la noche de la antevíspera algunos vecinos se tomaron a trompadas en el cargadero de agua municipal para defender sus turnos para llenar bidones con agua.
Mucha gente pensaba que el martirio del desabastecimiento -que sólo era aliviado ínfimamente por el caudal que proviene de los acuíferos de zonas de mesetas- iba a terminar ayer. Pero el principal y deteriorado acueducto no resistió otro golpe de presión al promediar la jornada del lunes en inmediaciones de la casa del Consejo Agrario, a pocos kilómetros de la zona urbana.
En el lapso de una semana ya habían sido cinco las roturas en todo su trayecto que recorre desde el Lago Musters y ahora se detectaban dos más.
Ante la certeza de que la corrosión del material se extendía a otros eslabones anexos, la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL) decidió, como responsable de las operaciones, cambiar cuatro a partir de la media mañana de ayer, estimándose que la tarea iba finalizar antes de que se pusiera el sol.
Tras ello volvería a reanudarse el bombeo, con la ventaja de que la mayor extensión del acueducto ya estaba cargada y el agua comenzaría a llenar la cisterna de 5 mil metros cúbicos, para finalmente enviarla a los barrios antes del mediodía de hoy.
NO ALCANZO EL PLAN
DE CONTINGENCIA
Debido a que los 3.300 cúbicos que alcanzaron a ingresar a esa reserva solo pudieron cubrir las necesidades de pocos barrios (120 Viviendas, San Cayetano, 8 de Junio y parte baja del Rotary 23), la mayoría de los habitantes siguió padeciendo la falta del vital elemento.
Es que tampoco fueron suficientes el caudal de acuíferos, los bidones de agua mineral que compró el municipio y la distribución que se hizo por camiones cisternas en bloque, lo cual indicaba que en la práctica el plan de contingencia resultó insuficiente.
Por ello ayer volvieron a salir a la calle otra multitud de vecinos, estimativamente unos 3.000, que a las 11 se concentraron en el Gorosito e inicialmente marcharon hacia el edificio del Juzgado Federal.
En ese lugar se permitió el acceso de los referentes de la ONG Vientos del Sur (ex SOS Agua) que ratificaron una denuncia penal que presentaran el 9 de setiembre de 2013, solicitando entre otras cosas que se investiguen responsabilidades por la construcción del acueducto inaugurado hace doce años y que hoy se encuentra deteriorado.
En el edificio no estaba el fiscal Lucas Colla, pero los voceros fueron recibidos por una secretaria que les habría informado que se continúa trabajando sobre la causa y que la misma estaba abierta para denuncias complementarias.
SITIAN AL INTENDENTE
A mediodía, la gruesa columna de manifestantes se dirigió hacia el edificio municipal para pedirle al intendente José Córdoba que “dé la cara ante su pueblo” ya que solo venía expresándose a través de medios periodísticos institucionales.
Muchas vecinas y vecinos evidenciaban rostros desencajados por la bronca de la sequía y algunos golpearon las puertas y vidrios y otros pintaron el frente del edificio utilizando aerosoles.
Mientras la mayoría se quedó en el frente, otros se dirigieron hasta dos portones laterales de la misma manzana para evitar que Córdoba saliera por allí, por lo cual el edificio quedó sitiado.
Córdoba mandó a avisar por sus allegados y luego por oficiales de policía que solo dialogaría con voceros de los manifestantes, pero que no iba a salir a la calle.
Diez de ellos aceptaron ingresar a su despacho, pero cuando el jefe comunal les explicaba las características del operativo de contingencia los mismos le dijeron que era mejor que tuviera el coraje de hablar con la multitud, a fin de evitar que se produjeran serios disturbios.
A regañadientes, previo imponer algunas condiciones, Córdoba salió por la puerta principal y recibió una andanada de insultos, pero igualmente trató de hacerse escuchar hasta que le alcanzaron un megáfono.
Informó sobre el esquema de las reparaciones del acueducto, del operativo con camiones aguateros, de la manera en que se distribuían las reservas acumuladas en la principal cisterna y de “miles” de bidones de agua que había prometido donar el supermercado La Anónima.
Dijo también que era probable que el paso de muchos vehículos por el camino alternativo (por el piquete del martes) hubiera producido vibraciones en el terreno motivando que se produjeran nuevas fisuras en el deteriorado acueducto.
Mucha gente no quería entender razones y pedía que solucionara rápidamente el problema actual; por eso no lo escuchaban y le gritaban que renunciara al cargo o que simplemente “se vaya”.
En ese diálogo de sordos, el intendente también le dijo a una mujer que lo increpaba que él tampoco tenía agua en su casa, tras lo cual dio por finalizada su exposición que duró menos de 20 minutos para luego volver a recibir a los voceros en su despacho.
EL PATAGONICO
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