Monseñor Romanín: "El gobierno tomó medidas extorsivas"

Obispo Romanín: "El gobierno tomó medidas extorsivas"

Hasta hace un mes, Juan Carlos Romanín era una figura poco conocida incluso aquí, pese a que había pasado más de un año desde que fue ordenado obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego. Hoy, en medio del conflicto sindical que afecta a la provincia, su nombre resuena en los coros de las marchas docentes y lo aplauden cada vez que aparece en las calles.
Ya es un actor político decisivo en la provincia de Néstor Kirchner. En diálogo con LA NACION, dijo que hay miedo en la sociedad santacruceña, denunció amenazas y extorsiones contra los maestros en huelga y dijo con firmeza que el gobierno debe abrir el diálogo sin condicionamientos.

-¿Qué clima social percibe en Santa Cruz?
-Yo recorrí la provincia, y al reunirme con los dirigentes más comprometidos de la Iglesia surgieron líneas de trabajo. La más subrayada fue la de tener una Iglesia con un fuerte compromiso social. Eso me da un panorama de cómo está la gente. Hay realidades que están lastimando; hay mucha tristeza, agobio, muchísima tensión. Hace falta encontrar soluciones. Cuanto más lo dilatamos, la tensión es mucho peor.

-¿Por qué su participación en las marchas molestó al Gobierno?
-Lamentablemente, a todas las personas se nos trata de encasillar. A mí, como obispo, me tienen que poner de derecha, de izquierda o de centro. Y como yo soy tímido, hablo poco y camino mucho, todavía no sabían dónde estaba. Si yo me hubiera pronunciado en contra del aborto, me habrían dicho que soy de derecha, pero como me fijé en la parte social, para algunos soy de izquierda. Yo le pido a la gente que tenga un corazón libre que no tenga miedo a expresarse.

-¿Cree que hay miedo?
-Sí, seguro; no sólo eso. Vi las amenazas de aquellos que piensan distinto. No te olvides de que acá levantaron un programa de radio [ La Ronda , que dejó de emitirse en radio provincia porque su conductora se refirió al conflicto docente]. A mí me recortan todo lo que digo; incluso un diario muy conocido de aquí recorta las fotos para que yo no aparezca [se refería a El Periódico Austral , propiedad del kirchnerista Rudy Ulloa Igor].

-Se dijo que habían recortado la ayuda oficial a las parroquias...
-No, no es cierto. El hecho de que yo no piense lo mismo que el gobierno respecto del sueldo básico de los docentes no significa que no sigan construyendo hospitales o iglesias. Hay retrasos de pagos, en algunas cosas, pero yo no quiero pensar mal. Como el corte de luz en la misa crismal u otras cositas que me pasaron. La gente viene y me dice: "Te lo plantaron; te lo pusieron". Yo digo que no hay que pensar mal.

-De su diálogo con el ministro Aníbal Fernández, ¿cómo interpreta la visión del gobierno nacional?
-El diálogo siempre ha sido por teléfono. Uno no se puede expresar por teléfono. Las conversaciones son muy breves, incluso armadas, como: "Quedate tranquilo, que el conflicto está en vías de solución".

-¿Cree que la realidad de la provincia llega distorsionada al gobierno nacional?
-Sí, seguro. Llega de acuerdo con quién informa...

-¿Es descabellado el pedido que hace la gente en Santa Cruz?
-La gente nunca se equivoca. Cuando se propone el diálogo y una de las partes pide condiciones, no puede haber diálogo.

-Los docentes denuncian una extorsión del gobierno. ¿Coincide?
-Yo creo que sí. Porque hay medidas que tomó el gobierno que son extorsivas. Se resolvieron los problemas de La Rioja y de Salta sin que abandonaran las medidas de fuerza, pero acá se intentó y no dio resultado. Yo también puedo hacer una lectura distinta.
¿No será que desde el gobierno también hay medidas de fuerza? ¿No será que desde el gobierno también se extorsiona a los docentes? El gobierno es responsable del bien común. Ya hubo un muerto [en Neuquén]. ¿Y qué esperamos: un muerto más?

-¿Aspira a ocupar un espacio como el de Piña en Misiones?
-No, para nada. El hecho de que Joaquín haya ocupado ese lugar es porque no hay gente capacitada en la oposición. Es más: no hay oposición. Faltan líderes naturales que genere la misma sociedad.

Fuente La Nacion