Carta de un estudiante deseadense en Córdoba
El estallido social del día de ayer no es casualidad. No es casualidad que la gente salga espontáneamente a las calles, se junte en pequeñas masas en diferentes puntos de cada una de las ciudades, lo que da cuenta de la diversidad de los sectores sociales que protestan. No es casualidad que los autos circulen a bocinazos aún estando solos, sin necesidad de armar una caravana de varios, cual loco que habla sin compañía. No es casualidad que la gente camine por la calle de a dos de a tres o de a mas personas golpeando cacerolas incluso cuando ya no se encuentran inmersos en las grandes manifestaciones multitudinarias que generalmente son las que desinhiben a la gente para hacer este tipo de cosas.
Los ciudadanos argentinos están claramente hartos (estamos hartos), no soportan la incertidumbre de cada día, ya no quieren ver corrompida su libertad de circular, alimentarse y trabajar.
En lo que a mi respecta el gobierno nacional se ha convertido en contrincante de los diversos sectores de la argentina. Ya no parece ser el que regula todas las relaciones, todas las situaciones, el que asegura el bienestar y la tranquilidad social, sino que se ha inferiorizado a si mismo hasta ser uno más de los que pelea, de los que se enfrenta día a día en las calles, en las rutas.
Se ha vuelto insostenible, todos hablan, todos opinan, todos accionan, todos tienen derecho, voz y voto sobre todo. El gobierno nacional se ha encasillado a si mismo en obligar a todos a seguir sus reglas estrictas y definitivas, todas sus decisiones, y ha decidido claramente tildar de traidores y/o agitadores a quienes no cumplan a rajatabla sus imposiciones. No escucha preguntas de la prensa (el cuarto poder indiscutible), no acepta discusión alguna, tiene voceros permanentes, aquellos ministros tan agresivos como la misma presidencia, y peones como lo son intendentes, gobernadores, secretarios, etc. que solo están con ellos o contra ellos, es decir, solo pudiendo limitarse a hundirse con ellos, aferrarse y sobrevivir medianamente con sus consecuencias si es que lo hacen, o salir ilesos. Tiene matón personal, aquel característico piquetero que muestra sin problema su violencia y falta de respeto a las personas, admite su accionar poco digno, amenaza sin problemas a los supuestos "traidores" del gobierno nacional y popular, y anuncia que ira a buscar por todo el país a quien no haga lo que su jefa quiera.
Existe también una plaza ya devaluada, abusada por su poder popular y de justicia, de masas que tradicionalmente buscaban la justicia. Hoy me atrevo a decir que esa plaza es solo de las abuelas y de las madres y de aquellos organismos que piden por los derechos más elementales, los derechos humanos. Y que ya es avergonzante, y hasta repugnante, ver que ya se llenan para arengar a un gobierno cada vez más opresor y violento.
Por otro lado está la oposición de siempre, que parecen decir exactamente los que la gente necesita escuchar en ese momento, y tener las respuestas de lo que se debe hacer urgentemente, pero ¿quien dice si realmente son ellos quienes deberían haber gobernado desde un principio, o dicen lo que dicen solo porque son oposición y hacen honor a ese título?
Luego, por supuesto, está el pueblo, la gente, la sociedad, la calle, el campo, los que realmente sufren y cargan con lo que el día a día les da. Los que ya hacen cotidiano la imposible circulación por el suelo local, provincial o nacional, la imposibilidad de comprar los alimentos más básicos, y el riesgo creciente de ser violentados cada día en cualquier lugar. Ésta es la gente que está cansada, y que sale en incontables cantidades a protestar y pedir tranquilidad, estabilidad. Siempre se estima que hay un sector o un porcentaje de la población que no va a estar de acuerdo o que sea parte de la oposición o que vivan en permanente protesta, pero, ¿No es raro que ésta vez sean miles, tal vez millones, de una sola vez? ¿Que permanezcan a diferentes niveles socioeconómicos? ¿Que sea en diferentes partes de nuestra argentina?
El gobierno no puede seguir haciendo oídos sordos a la realidad, a lo que está pasando. Definitivamente debe dejar su autismo, abandonar su soberbia, y escuchar a los demás, al otro. Lo más básico y mínimo del ser humano en su biología y psicología es reconocer la existencia del otro, vivir en grupo, vivir en sociedad, ser un país. La presidencia debe ser dirigida por la presidenta, sus asesores y ministros, deben cumplir su trabajo y limitarse a las tareas que sus títulos les dan.
El manejo en pareja es muy obvio, el accionar, por medio de matones y delegados es evidente. Hay que admitir el descontrol y la ineficiencia de un sistema, de una investidura debilitada. Hay que parar con la violencia y el combate con armas por el solo hecho de pensar de otra forma.
No se puede tildar de "golpe" a una obvia rebelión de un pueblo cansado de estar entre la nada y la eternidad. Abusar de ese término GOLPE, sabiendo lo que eso significa para los argentinos, por la pesadez de ese término, que por su misma pesadez le queda chico al que lo utiliza e inferioriza el hecho que quiere señalar como "golpe".
Estamos frente a una argentina herida, cansada de las heridas. Una argentina que al parecer se estaba levantando, pero cada vez se derrumba más y los accionares de los organismos oficiales la empujan cada vez un poco más hacia el abismo.
Por favor, la gente ya no puede más, ya no resiste más, abran sus mentes, escuchen, reciban, negocien, concilien, avancen, dialoguen.
Ésta es la opinión y el pedido de un simple estudiante, quizá un poco la voz de la juventud, también algo en decadencia, que se imagina y ve un mundo de posibilidades, pero un país que cada día parece encadenarlo y taparle los ojos.
Nada más por el momento, solo una opinión y un pedido más.
Darío Marsicano
1 comentario:
Esta carta, me motivó a realizarme diferentes planteos que, por supuesto, me vienen surgiendo desde que el conflicto rural con el gobierno se inició y más aún a medida que empecé a notar que la solución no se acercaba.
Y entonces trato de rescatar a la democracia de entre todo este problema. Me pregunto ¿donde está la democracia? la que ejercimos hace menos de un año los argentinos en las urnas.
Y si analizamos minimamente la cuestión, debemos recordar que, a grandes rasgos, la democracia es el gobierno del pueblo, es el poder que el pueblo le entrega a los representantes para gobernar. Entonces acordamos que el pueblo es quien también tiene ese poder para revocar la decisión y "sacarle" el gobierno a esos representantes.
La gente se manifiesta, porque la Constitución Nacional le otorga ese derecho, en contra de determinadas medidas, pero sin embargo reina el temor, de tal modo que la gente se manifiesta dispersa, porque temen a la represión si se lo hacen masivamente.
La plaza que los argentinos utilizaron para manifestar acuerdos y desacuerdos, ya no es más la plaza de los derechos humanos, porque la gente tiene miedo a la represión.
Las insituciones son otro pilar fundamental de la democracia representativa, y tampoco cumplen sus funciones.
"La democracia se defiende con más democracia, las instituciones se defienden con más insituciones" Esas fueron palabras de la Sra. Presidente hoy por la tarde, pero si la soberbia de los mandatarios es superior a la voluntad de la gente, del pueblo que les dió ese lugar; si el derecho a manifestarse no se cumple y por lo tanto la Constitución no se respeta; si las instituciones están en decadencia; entonces, lamentablemente, ya no vivimos en democracia.
Constanza Patek Cittanti.
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