Alfonso Redlich, vecino de Puerto Deseado, vive en la calle Tellier, y desde hace 25 años él y sus vecinos padecen en sus calles el desborde de aguas servidas, aguantando el mal olor y la contaminación que produce. El se siente preso en su casa ya que, esta esperando para ser trasplantado de un pulmón y por la cantidad de bacterias que produce este desborde le recomiendan no salir a la calle.
Nota y fotos de LATITUD 47, VIA PATAGONICA
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