EL ORDEN DIGITAL

lunes, 21 de septiembre de 2009

UN DISCURSO QUE GENERO EMOCIONES Y APLAUSOS


Durante la sesión especial que se desarrollara el viernes 18/9/09 el Diputado por Puerto Deseado Lic. Roberto Fernandez se manifestó frente a las autoridades presentes con el siguiente discurso

"Teniendo conocimiento que existen vacantes de practicantes de la Sección Tráfico y Movimiento, tengo el agrado de solicitar del Señor Gerente, un puesto como tal.
A los efectos que pueda corresponder, expondré al Señor Gerente que poseo conocimientos de telégrafo, que soy argentino y tengo 18 años de edad.”

La contratapa de lo que este joven llama “su vida” es una notificación de “su baja de la Empresa por razones de servicio”.

Este hombre resume indignado: “Cuando yo entré, hice esta solicitud. Pero está la contratapa... ¡con una vulgar carta me sacaron del ferrocarril! Expresó. Había servido 34 años al ferrocarril, pensé que merecía una nota donde al menos se agradezca los servicios prestados... Para que observen que los militares no tenían muchos escrúpulos para despacharte, como tampoco los tuvieron para cerrar el ferrocarril ni para dejar tanta gente sin trabajo”.

Con estas palabras, inicio mi alocución poniendo en primera persona a un trabajador ferroviario… al último jefe de estación: a Don Carlos Gómez Wilson…

Todos los que hoy nos encontramos en este recinto somos conscientes de estar viviendo una jornada histórica. Única e irrepetible para nosotros!!

En las paredes de la estación todavía vibran las voces de los trabajadores ferroviarios que fueron los artífices de casi siete décadas de trabajo. Algunos de ellos, felizmente, nos acompañan hoy, porque son los celosos custodios de ese singular edificio y los que siguen imaginando el futuro ruido del material rodante sobre las vías.

Este imponente edificio, es una obra de arte que estuvo pensada como cabecera de un ramal que llegaría hasta el lago Nahuel Huapi. Está hecha de piedra de este lugar, trabajada por picapedreros yugoslavos.

Pero el ferrocarril, este ferrocarril pionero, tenía catorce estaciones. Sus nombres, en algunos casos ya olvidados, interpelan a nuestra generación y nos comprometen a seguir bregando por concretar algunas o varias de las alternativas que se analizan en el estado y en el sector privado.

Puerto Deseado, Tellier, Pampa Alta, Antonio de Biedma, Cerro Blanco, Ramón Lista, Jaramillo, Fitz Roy, Tehuelches, Minerales, Pico Truncado, Koluel Kaike, Piedra Clavada y Colonia las Heras...

Estos nombres resuenan hoy, cien años después, y nos traen el nombre de aquel gran ministro argentino, Ezequiel Ramos Mejía, el hombre que impulsó la ley de fomento de los territorios nacionales. Su visión federal e integradora sigue siendo hoy un faro que debe guiarnos a todos los que tenemos responsabilidad de gobierno.

El director del semanario local "El Orden", Mario dos Santos Lopes, apunta que aquella ley autorizaba al Poder Ejecutivo a estudiar, construir y explotar varias líneas férreas. Una de ellas partiría de Puerto Deseado hasta el lago Nahuel Huapi, pasando por Colonia San Martín, con un ramal a Comodoro Rivadavia, pasando por Colonia Sarmiento; otro ramal llegaría al lago Buenos Aires y otro a la colonia Dieciséis de Octubre. Esta línea debía empalmar con otra que, desde Puerto San Antonio (en Río Negro) llegaría también al lago Nahuel Huapi, completando así un ambicioso circuito que abarcaría un vastísimo sector de la Patagonia argentina.

Aquella ley, que incluía varios ramales ferroviarios en la Patagonia, sigue siendo un modelo de ocupación territorial generador de civilización, poblamiento y riqueza.

«Tratándose de ferrocarriles colonizadores, esto es pobladores, es el Estado quien debe hacerlos, porque es el único que puede cobrar fletes baratos, que estimulen la producción y población en sitios casi desiertos», afirmaba el ministro Ramos Mejía.

El ferrocarril modificó definitivamente aquella colonia pastoril que fundó Antonio Oneto en 1884.

La historiadora Graciela Ciselli recuerda que en la primera década del siglo 20, Puerto Deseado rondaba los 50 habitantes.

Hacia 1912, cuando el ferrocarril estaba en plena construcción la población de la localidad ascendía a 804.

Ocho años después se había triplicado, llegando a 2.403 habitantes, como consecuencia del boom lanero y la concentración de la actividad comercial de la zona en el pueblo.

Cuando Puerto Deseado no tenía agua dulce, el tren la traía de Tellier, Pampa Alta y Antonio de Biedma que tenían pozos. Así se llenaban los tanques y luego se traían a Deseado. Este servicio fue muy importante y perduró hasta que apareció Obras Sanitarias en el año 1.946.

En la década del 60, las contundentes cifras custodiadas por Carlos Gómez Wilson, y desconocidas por muchos, nos refieren:

El transporte de Carga fue lo más importante. Los viajes llegaban a las Heras para dejar las mercaderías generales en vagones cubiertos de 20 a 40 toneladas, que abastecían a estancias y parajes que se iban formando alrededor de las vías. De regreso se traía lana con promedios de 5 millones de kgs por año.

Los estancieros traían al frigorífico de Deseado. En una faena grande se llegaron a transportar 315.000 animales en jaulas de dos pisos.

Más tarde predominó el transporte de mineral de plomo que venía desde Chile por el Lago Buenos Aires a Las Heras en camión, luego en ferrocarril y de allí directamente al buque, por las vías que llegaban a la orilla del puerto. Se transportaban 58 millones de kilos de plomo al año.

Se llevó mucho material de cañerías de petróleo y de gas a Pico Truncado durante la presidencia de Frondizi.

En el año 1972 el parque ferroviario estaba compuesto por 100 vagones y 5 locomotoras…

Con el paso del tiempo esta actividad decayó porque la gente del puerto comenzó a preferir el servicio del camión, pese a que el servicio del ferrocarril era un 50 % más económico y tenía más capacidad de carga.

Más allá de los números, la tecnología y las estadísticas, esta es una oportunidad ideal para poner de relieve el sacrificio y el amor de aquellos hombres que se arraigaron con sus familias en este rincón de la Patagonia.

El escritor deseadense Oscar Bidabehere describe aquellos duros comienzos al decir que "aquel contingente proletario doblegó al desaliento, cavó zanjas, plantó postes, levantó taludes, alineó los durmientes de quebracho, ancló el trazado de rieles - tirafondos mediante-, y templó el acero haciendo girar la rueda".

Lidia Junyent, integrante de una querida y respetada familia ferroviaria de Puerto Deseado sostiene que "todavía podemos ver en cada uno de sus rostros el amor, el valor y la emoción que continúa siendo para ellos el ferrocarril, a pesar de que un triste día de un triste año les cerraron las puertas y los sueños en la cara y en el corazón".

Los vaivenes políticos y económicos de nuestro país fueron llevando a la declinación de aquel gigantesco proyecto, hasta que llegó la clausura, el olvido y el abandono.

"El ramal Puerto Deseado-Las Heras fue levantado en 1978 y desde entonces permanece como un monumento mudo de aquello que todavía no se ha podido, no se ha sabido o no se ha querido restablecer", denuncia Andrés Lagayé en su libro "El tren y sus hombres".

Otro icono de aquellos días lo constituye el vagón 502:

"Por suerte el pueblo despertó y cuando sólo quedaban dos furgones…e incluso uno de ellos ya estaba montado sobre el camión de los chatarreros para llevárselo…¡¡la gente de Deseado se puso en los portones y no dejó salir al camión!!

Mientras tanto se diligenció y se consiguió que el Estado Provincial los expropiara. El coche 502 era uno de los mejores, porque era el "reservado. Se usaba para trasladar gente importante, tenía comedor, caja fuerte, luz, cocina y dormitorio.

Hoy luce como apoteosis de esa gesta, montado sobre rieles en el centro de nuestra ciudad.

Distintas visiones y proyectos complementarios conviven hoy en nuestras instituciones relacionadas con el ferrocarril.

Tal vez no sean tan contradictorios, y seguramente no son imposibles de compatibilizar y realizar. La voluntad del pueblo y las decisiones políticas de los gobiernos municipales, el gobierno provincial y el gobierno nacional pueden ayudarnos a superar treinta años de frustraciones y promesas demoradas.

Ahora, cuando la Patagonia Austral sigue siendo un vasto territorio con grandes potencialidades, pero despoblado, renace la esperanza de volver a generar proyectos productivos, turísticos y de carga, bioceánicos y ferroportuarios. Nuestra generación puede y debe actualizar y revitalizar aquellos desafíos y concretarlos como un legado para las próximas generaciones.

No tengo ninguna duda de que esta Honorable Cámara acompañará los esfuerzos de autoridades y pueblo de Puerto Deseado y de todos los pueblos de la línea hasta Las Heras para avanzar hasta recuperar definitivamente este ferrocarril.

En palabras de nuestra presidenta Cristina Fernández, este reacondicionamiento de la red ferroviaria entre Puerto Deseado y Las Heras es una obra muy importante para la Patagonia y para la Argentina toda.

Es un viejo sueño regional que se pone en marcha y que permitirá el desarrollo comercial e industrial de las ciudades por las que pasará el ramal.

Es una obra estratégica que constituye parte de la reconstrucción de un medio de transporte que nos permitirá una conexión multimodal en todo el país, para no quedar encorsetados en un par de esquemas y tener salidas alternativas antes las distintas coyunturas que se presentan.

Señor Presidente: Las palabras tienen contenido, entidad y valor cuando son consecuentes con el compromiso que alguna vez asumimos... un compromiso que debe reflejarse en la realidad, de los que se comprometen y concretan en la acción práctica.

Por ello el agradecimiento como representante de mi pueblo a aquellos Intendentes Municipales que sí se comprometieron y fueron consecuentes con la demanda histórica: con su palabra y sus acciones. Y en especial a la gestión actual que contribuye y acentúa esta refundación con la urgente necesidad de contagiar el anhelo de reactivar la actividad ferroviaria.

Con esta dirección, los pueblos y gobiernos debemos redoblar nuestra ambición.

Debemos saber mirar y ver más allá de la cotidianeidad para advertir los cambios que demanda refundar este sueño centenario mutilado insensible e indiscriminadamente por las sombras nefastas que subsumieron a nuestra nación.

Hace poco más de 100 años, con menos medios, menos tecnología, menos población, menos apertura de mercados nacionales e internacionales, existían hombres y mujeres comprometidos.

Hoy también, quiero exalto la labor de la Agrupación “20 de Septiembre” y también al Consorcio de Cooperación Ferrocarril Deseado.

En este sentido, observamos un excelente trabajo público y privado en torno a las obras de reacondicionamiento, pero que demandan más sinergia y cultivar más empatía regional y nacional:

• Con el fortalecimiento de las economías regionales;
• Con el incremento de la capacidad exportadora de la región;
• Con la potenciación del puerto de Puerto Deseado;
• Con la reactivación de la actividad logística vinculada;
• Con la complementación del servicio de transporte automotor de cargas;
• Con el desarrollo de polos de actividades conexas a las terminales multimodales y estaciones;
• Con la reducción de costos logísticos;
• Con la generación de nuevos puestos de trabajo;
• Con el menor riesgo de contaminación por disminución de la accidentología de medios de transporte carreteros;
• Con la recuperación del patrimonio ferroviario del Estado Nacional y el incremento de la potencial demanda turística.



Yo, Roberto Fernández, Diputado por el Pueblo de la ciudad cabecera del Ramal Ferroviario… Mi querida Puerto Deseado, no sesgaré al esfuerzo que me demanda la hora en contagiar y comprometer a cuanto funcionario entreviste, para devolver la luz, la alegría, el trabajo y la producción a la familia ferroviaria y a las comunidades que supieron de su entrega y sacrificio.

Prensa MPD

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