Se llevan más de 15 años de diferencia. Ella es menor de edad y él es
mayor de 30. El vive en San Luis y ella de Comodoro Rivadavia. Se
contactaron a través de una red social y empezaron a conversar. La
Brigada de Investigaciones de esta ciudad, al mando del comisario
Ricardo Cerda, constató conversaciones de contenido sexual.
El adulto
y la adolescente siguieron chateando y finalmente él decidió viajar a
Comodoro Rivadavia. Los padres de ella notaron un faltante de dinero en
la vivienda. Las fuentes de la investigación consultadas por este diario
presumen que ese dinero lo habría utilizado la chica para pagarle a
escondidas el pasaje a su amigo.
Los investigadores comenzaron a
interiorizarse en el tema ya que pretendían evitar el contacto personal
ante lo que consideraban un delito, encuadrado en la figura de
“Grooming”. Esa figura es entendida como una serie de conductas y
acciones deliberadamente emprendidas por un adulto con el objetivo de
ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional
con el mismo, con el fin de disminuir las inhibiciones del niño y poder
abusar sexualmente de él.
A partir de la denuncia, los efectivos
policiales trabajaron en el caso para llevarle tranquilidad a los
familiares de la adolescente, pero según las fuentes policiales cuando
se pidieron medidas que incluían la detención del sospechoso, recibieron
una negativa del Ministerio Público Fiscal quien era el organismo
encargado de instrumentarlas judicialmente.
De esa manera, el
sospechoso que se hospedaba en un hotel de esta ciudad mientras
conseguía trabajo, se contactó personalmente con la adolescente.
Entonces, la policía sólo pudo demorarlo para constatar su identidad y
que no tuviese antecedentes judiciales.
“¿Hay que esperar a que el
delito sexual se concrete para intervenir judicialmente o se puede
prevenir de algún modo?”, se preguntaron los investigadores.
EL PATAGONICO
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