Usté ya sabe mi amigo
como són las condiciones
en los años de elecciones
aparecen muy sonrientes
candidatos eficientes
con promesas a montones.
Son rápidos pa prometer
como San Martín pal sable
en la radio y en el cable
anuncian sus fantasías
y dicen "en estos días
Deseado está inmejorable".
Nos invaden los oídos
con sus frases y canciones
prometen trenes y aviones,
escuelas y facultades,
y entre tantas nimiedades
nos venden mil ilusiones.
Tantos cuentos y cuenteros
tantas promesas trilladas
respuestas mal inventadas
para el dos mil dieciocho
y le ganan a Pinocho
con esos cuentos de hadas.
En la fiebre de los votos
que después hay que sumar
aunque nos hagan quedar
siempre corriendo la liebre
ellos tienen otra fiebre
la fiebre de inaugurar.
No importa si está bien hecho
o si funciona a empujones
o si las instalaciones
a pedazos se caerán
ellos sólo anunciarán:
"costó cuarenta millones".
Y no es una historia mínima
como aquella de Sorín
ahora vemos que un jardín
que debiera funcionar
tal vez lo venga a arreglar
el profesor Chapatín.
Fueron pasando los años
con una paciente espera
más frío adentro que afuera
con esa extraña jactancia
no le dieron importancia
y entró a fallar la caldera.
Un tanto desorientada
llegó una supervisora
y ante la cooperadora
confesó que no sabía
y en aquella tarde fría,
pensé: ¿quién los asesora?
Luego vino un "inyeniere"
muy dinámico y termal
descubrió parte del mal
y se fué rápidamente
reponiendo sabiamente
un pendorcho de metal.
Con el paso de los días
entre el frío y el calor
la decepción fue peor
y como en una novela
filmaron una secuela
del "Paseo del terror".
Cada día una promesa
porque estaban por llegar
los que iban a arreglar
este lindo despelote
¿o irán a esperar a que explote
tras de tanto improvisar?
No necesitan los niños
tantas palabras y halagos
ni los padres malos tragos
entre anunciar y anunciar
¿o es el tiempo de esperar
que vuelvan los Reyes Magos?
Educar es importante
es prioritaria la cosa
esa es una frase hermosa
pero hay que arreglar el gas
pa no escuchar, ya demás
tanta promesa gaseosa.
Don Segundo Luz
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