Lamentablemente han vuelto a repetirse actitudes vandálicas incomprensibles y repudiables, por lo que la cartelería ha sido agredida con pintadas sin ningún sentido y también se han producido otros daños.
Por un lado es evidente que nadie previó que esto podría suceder, en un lugar que está totalmente al aire libre, abierto las veinticuatro horas, sin cámaras de seguridad. Nadie previó que las gigantografías deberían haber estado protegidas con algún material lavable.
Y claramente, muchos lugares de Puerto Deseado son tierra de nadie, producto de la desidia de las autoridades y la indiferencia de los vecinos.
En la foto, intentando reparar algo, Dora Manildo decidió hacer lo que al gobierno municipal no le ha interesado hacer. Ojalá alguien piense en reponer las imágenes y luego cubrirlas con algún material que se pueda limpiar periódicamente con facilidad, ya que es muy difícil imaginar que los vándalos se arrepientan y cambien de actitud de la noche a la mañana.
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