La presidenta evaluó durante toda la tarde la posibilidad de tomar el control de su provincia y designar a cargo al ministro de Defensa y ex gobernador, Arturo Puricelli. Finalmente la desestimó, pero su relación con Peralta sigue tensa y se especula con su renuncia.
Cristina Kirchner postergó su retorno a Santa Cruz por la violenta represión policial que hubo hoy para frenar la protesta gremial, suscitada ante la declaración de emergencia económica impulsada por el gobernador Daniel Peralta.
Y para detener esos disturbios pensó en intervenir la provincia y designar a cargo al ministro de Defensa, Arturo Puricelli, ex gobernador de Santa Cruz antes del desembarco de Néstor Kirchner, hace exactamente dos décadas.
La crisis estalló mientras la Presidenta recibía en Olivos al vicepresidente Amado Boudou para tratar el inminenete paso de mando por la licencia médica de alrededor de un mes que tendrá que tomarse para someterse a una intervención.
Atorado por las cifras, Peralta impulsó un ajuste similar al que promovió el propio Kirchner ni bien desembarcó, pero la respuesta fue inmediata: una protesta sindical afuera de la Cámara de Diputados obligó a suspender la sesión en la que se iba a declarar la emergencia económica.
Antes, la Infantería ingresó al patio interno de la Cámara, arrojó gases lacrimógenos y disparó balas de goma contra los gremialistas, que se defendieron arrojando piedras. El conflicto fue similar al que hace cinco años le costó el cargo a Cristian Sancho, finalmente reemplazado por Peralta.
Cristina hubiera preferido a otro gobernador en la provincia que la promovió como dirigente política nacional. Su preferido es Lázaro Baez, el empresario amigo de Néstor que lo homenajeó con un mausoleo en Río Gallegos.
La presión de la presidenta habría llevado a Peralta a analizar su renuncia esta tarde. Mañana la presidenta arribaría a la provincia y podría tomar decisiones
La Polìtica Online
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