EL ORDEN DIGITAL

viernes, 3 de diciembre de 2010

Trabajo de alumnos del Colegio Salesiano San Jose

Conocer lo que comemos

Transgénicos:  ¿Cuidado?


Muchas personas de nuestra localidad no tienen un conocimiento cabal acerca de los alimentos que consumen diariamente. En Argentina, desde hace ya muchos años, se implementan avances en la biotecnología agropecuaria. Muchos de estos avances se reflejan en la producción de los alimentos transgénicos.
Pero, ¿qué son en verdad los alimentos transgénicos? La palabra transgénico proviene de “trans” (cruzar de un lugar a otro) y “génico” (referido a los genes), es decir, son organismos cuyo material genético ha sido modificado para obtener una ventaja productiva específica. El caso más conocido es el de la soja resistente al herbicida glifosato y el del maíz resistente a insectos lepidópteros (maíz “MON 810”).
En estos casos, la manipulación genética (agregado de un gen en la planta) permite una mayor producción y una mejora en la calidad de los alimentos que se elaboran a partir de estas plantas.
En un trabajo realizado por Emmanuel Álvarez, Santiago Castillo y Lionel Pleticosich, alumnos del Instituto Salesiano San José, en el espacio curricular “Proyecto de Investigación e Intervención Socio-comunitaria” a cargo de la profesora Karin Weber se ha demostrado que el 62 % de las personas encuestadas (todas ellas habitantes de Puerto Deseado) no saben qué ni cuáles son los alimentos transgénicos que consumen, pero, en el análisis de los datos, también se halló que la mayoría de las personas piensa que este tipo de alimentos es perjudicial para la salud. Las causas de esta percepción negativa de parte de algunas personas puede deberse a la influencia de las opiniones que aparecen en sitios de Internet de distinto origen y de otras organizaciones, que se oponen a la utilización de alimentos transgénicos apelando a fundamentos ideológicos aunque no sean sostenibles desde la perspectiva científica. Otra de las causas de esta creencia puede ser el simple miedo a lo desconocido, producto también de una visión demonizada de la ciencia.
Luego de una amplia investigación, en la que se consultaron numerosas fuentes, se concluyó que, además de gran cantidad de opiniones negativas, en ninguna de estas fuentes se aporta evidencia científica concreta de que los alimentos transgénicos causen daños a la salud. Entre otras, se consultaron a fuentes autorizadas en la materia (como entidades que regulan la producción y el comercio de estos alimentos). Éstas son la S.A.G.P. y A. (Secretaria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación) del Ministerio de Economía de la Nación, y la CONABIA (Comisión Asesora en Biotecnología Agropecuaria). Estos organismos proveen un sólido marco regulatorio para la producción y venta de los alimentos transgénicos, en concordancia con las regulaciones de otras países con los que tenemos acuerdos económicos..
Dentro de los alimentos aprobados por la CONABIA se encuentran el maíz (aprobado el 18/01/1998) y la soja transgénica (aprobada el 25/03/1996) y, por lo tanto, todos los derivados de éstas, como por ejemplo, la polenta y la harina.
En los sitios de Internet de ciertas organizaciones se acusa a los transgénicos de ser causantes de diversas enfermedades tales como alergias o inflamaciones, por citar ejemplos al azar. Estas fuentes presentan sus opiniones acerca de las consecuencias del consumo de alimentos transgénicos o de su impacto en el ambiente y logran generar miedo y confusión en la gente, pero no aportan evidencia científica válida que las respalde de manera efectiva.
En líneas generales, la investigación resume, sobre estos más de diez años de utilización de productos transgénicos, la ausencia de pruebas concretas sobre el peligro para la salud que pudiera causar el consumo de estos alimentos. Es importante estar informado sobre esta cuestión ya que nos permite tomar decisiones fundamentadas en relación con nuestra salud y la de la población. Es necesario, también, ejercer el juicio crítico al elegir las fuentes de información y reconocer cuáles son los intereses que están en juego.

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