Testimonios/ Duilio De Ferrari
"Llegué a jugar al fútbol. No era un gran jugador pero mi juventud llegué a jugar a la segunda del Ferro, muchos partidos…. Habíamos hecho una linda pareja en la cancha con Cipriano Lubeck. Jugué de wing derecho y después llegué a jugar 2 partidos en la primera pero era malo, me sacaron enseguida, me echaron (risas).
"Me acuerdo siempre de Jovino García, cuando jugaba al fútbol en alpargatas. El Ferro, en aquellos años, no le daba un pantalón, ni la media, ni los zapatos, cada uno se compraba. Si quería jugar al fútbol se compraba. Lo único que le daba era la camiseta. Y cada uno se llevaba la camiseta a su casa y la lavaba. Si no tenías botines jugabas en alpargatas. Jovino jugaba siempre en alpargatas. Me acuerdo de un Sr. Del Pozo, que trabajaba en la casa Muruzabal, ese era socio del Ferro, pero qué hincha del Ferro. Cayetano Carilli, como dijo el otro día Nastro Carilli, gastaba media cancha cada vez que jugaba el Ferro, cada bronca se agarraba cuando perdía... Me acuerdo mucho de "Pelucho", gran jugador de Fútbol. Rafael Bueno, Carlitos Sanfelice, ¡qué jugadores, Dios mío! Daban el alma en la cancha. Después me acuerdo de Jesús Cora, era un español que tenía el puerto, donde está ahora el Club Náutico, todavía está la casita de chapa, ese pedacito, ahí . Jesús Cora y Ramón Martínez, eran los lancheros. Jesús y este Martínez nos venían a buscar para ir a buscar los fardos de lana al otro lado. Iban con el bote y con un lanchón, pero precisaban gente para cargar los fardos de lana. La entrada al cine costaba en aquel tiempo 10 centavos, entonces íbamos el sábado a la tarde y nos ganábamos 10 centavos ayudando a cargar fardos. Y con eso podíamos ir al cine... Nosotros nos ganábamos la entrada de esa manera. De otras maneras también. Y me recuerdo que iban al bar y Jesús Cora, cómo peleaba cuando jugaba al "cacho" o al truco. Me acuerdo de Schoff ield… era de descendencia inglesa. Me recuerdo muy bien de Schoffield, de Cora, de Evaristo Rodríguez.
Me acuerdo mucho de Carlos Cid, de su papá, Leoncio Cid. Y Carlos Cid fue el gerente general del Ferrocarril San Martín de Buenos Aires. Me acuerdo de Panchito Mansilla, que siempre andaba con la bandeja en el Ferro de mozo. Me acuerdo de Julio González y Pancho González, de Fanny, que esos son los que estaban en la Kermesse, las chicas de Orzanco, los Lecumberri, todos. Hinchas del Ferro, pero, ¡Hinchas del Ferro!. Y Tito Lecumberri, que ese también le gustaba el fútbol, le gustaban todas. Pero siempre gente sana. Los Lubeck, los Saleme, el hermano de Poloni Saleme. Teódulo Ramos, hermano de Emma Cantos, me acuerdo de Franck Mosconi. Y sabe quien era una persona también muy seria, que era el que acomodaba las mesas en el Ferro, en esa comisión… Carlos Gómez, el jefe de estación. Me acuerdo de las chicas de Canto, de Gargiulo, presidente del Ferro, Parenti...
AQUELLOS VIAJES EN CAMION
"Se armó un partido entre el Club Deportivo de Piedra Buena, o de Santa Cruz… No era tan fácil ir a Piedra Buena antes... se pasaba del kilómetro 20 y no había asfalto.
Ibamos en el camión atrás, sentados en los bancos que tenía la Estación de Ferrocarril, esos verdes... dos bancos de un lado, dos del otro y de frente uno, y en el medio otro, porque no entraban. Amontonados hasta Piedra Buena. Y el camión nos lo prestó el regimiento. Un chevrolecito viejo modelo 36, que ibaa a 40 km por hora. El chofer, excelente persona... Guillermo Sanfelice, que dijo: "yo lo manejo no hay problema yo conozco toda la zona sur". Salimos como a las 2 y media de la tarde de la estación. Serían las 9 de la noche, y dicen: "vamos a llegar a las 6 de la mañana". Ya estábamos con el trasero tipo tabla, pero había que ir porque era el fútbol. Por ahí empezó a amanecer. No estaba la ruta tan señalizada como ahora, los cartelitos por ahí, pero nosotros no les dábamos bolilla. A la mañana, un muchacho que se llamaba Lubeck, al que le decían "cebolla", dice: "che, pero nosotros no íbamos a Piedra Buena?". Estábamos todos medio dormidos. Y entrábamos al pueblo que creíamos que era Piedra Buena, y cuando llegamos este "cebolla" dice "che, estamos en Gobernador Gregores" . Se equivocó de camino Guillermo Sanfelice a la salida de San Julián... llegamos a Gobernador Gregores a las 7 de la mañana. Sin dormir, blancos, cansados, pero había que jugar al fútbol. Nadie decía: "volvemos", por supuesto que no recibió palabras lindas Guillermo, no... y volvimos para atrás de nuevo. Echamos nafta y volvimos, me acuerdo que ni se pagó la nafta, se pidió de colaboración porque el error estaba hecho y no iba a alcanzar la plata, así que nos fuimos para Piedra Buena. El partido de fútbol era a las 2 de la tarde; llegamos a las 13:50 sin dormir. A sandwiches. Le ganamos al Júpiter 2 a 1. Después, al baile a las 17 , para eso íbamos a Piedra Buena... había lindas chicas en Piedra Buena. Y nos recibieron siempre bien en todos lados. Llegamos a las 7 de la mañana. En el Ferrocarril se entraba a las 7, llegamos a las 7:10. El jefe de talleres nos anotó la llegada tarde, esos diez minutos. A fin de mes, vino el descuento de los diez minutos. Esa era la forma de cómo se actuaba en el trabajo. No se regalaban los días, no, no. El laburo era sagrado".
Entrevista de Mario dos Santos Lopes
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"Llegué a jugar al fútbol. No era un gran jugador pero mi juventud llegué a jugar a la segunda del Ferro, muchos partidos…. Habíamos hecho una linda pareja en la cancha con Cipriano Lubeck. Jugué de wing derecho y después llegué a jugar 2 partidos en la primera pero era malo, me sacaron enseguida, me echaron (risas).
"Me acuerdo siempre de Jovino García, cuando jugaba al fútbol en alpargatas. El Ferro, en aquellos años, no le daba un pantalón, ni la media, ni los zapatos, cada uno se compraba. Si quería jugar al fútbol se compraba. Lo único que le daba era la camiseta. Y cada uno se llevaba la camiseta a su casa y la lavaba. Si no tenías botines jugabas en alpargatas. Jovino jugaba siempre en alpargatas. Me acuerdo de un Sr. Del Pozo, que trabajaba en la casa Muruzabal, ese era socio del Ferro, pero qué hincha del Ferro. Cayetano Carilli, como dijo el otro día Nastro Carilli, gastaba media cancha cada vez que jugaba el Ferro, cada bronca se agarraba cuando perdía... Me acuerdo mucho de "Pelucho", gran jugador de Fútbol. Rafael Bueno, Carlitos Sanfelice, ¡qué jugadores, Dios mío! Daban el alma en la cancha. Después me acuerdo de Jesús Cora, era un español que tenía el puerto, donde está ahora el Club Náutico, todavía está la casita de chapa, ese pedacito, ahí . Jesús Cora y Ramón Martínez, eran los lancheros. Jesús y este Martínez nos venían a buscar para ir a buscar los fardos de lana al otro lado. Iban con el bote y con un lanchón, pero precisaban gente para cargar los fardos de lana. La entrada al cine costaba en aquel tiempo 10 centavos, entonces íbamos el sábado a la tarde y nos ganábamos 10 centavos ayudando a cargar fardos. Y con eso podíamos ir al cine... Nosotros nos ganábamos la entrada de esa manera. De otras maneras también. Y me recuerdo que iban al bar y Jesús Cora, cómo peleaba cuando jugaba al "cacho" o al truco. Me acuerdo de Schoff ield… era de descendencia inglesa. Me recuerdo muy bien de Schoffield, de Cora, de Evaristo Rodríguez.
Me acuerdo mucho de Carlos Cid, de su papá, Leoncio Cid. Y Carlos Cid fue el gerente general del Ferrocarril San Martín de Buenos Aires. Me acuerdo de Panchito Mansilla, que siempre andaba con la bandeja en el Ferro de mozo. Me acuerdo de Julio González y Pancho González, de Fanny, que esos son los que estaban en la Kermesse, las chicas de Orzanco, los Lecumberri, todos. Hinchas del Ferro, pero, ¡Hinchas del Ferro!. Y Tito Lecumberri, que ese también le gustaba el fútbol, le gustaban todas. Pero siempre gente sana. Los Lubeck, los Saleme, el hermano de Poloni Saleme. Teódulo Ramos, hermano de Emma Cantos, me acuerdo de Franck Mosconi. Y sabe quien era una persona también muy seria, que era el que acomodaba las mesas en el Ferro, en esa comisión… Carlos Gómez, el jefe de estación. Me acuerdo de las chicas de Canto, de Gargiulo, presidente del Ferro, Parenti...
AQUELLOS VIAJES EN CAMION
"Se armó un partido entre el Club Deportivo de Piedra Buena, o de Santa Cruz… No era tan fácil ir a Piedra Buena antes... se pasaba del kilómetro 20 y no había asfalto.
Ibamos en el camión atrás, sentados en los bancos que tenía la Estación de Ferrocarril, esos verdes... dos bancos de un lado, dos del otro y de frente uno, y en el medio otro, porque no entraban. Amontonados hasta Piedra Buena. Y el camión nos lo prestó el regimiento. Un chevrolecito viejo modelo 36, que ibaa a 40 km por hora. El chofer, excelente persona... Guillermo Sanfelice, que dijo: "yo lo manejo no hay problema yo conozco toda la zona sur". Salimos como a las 2 y media de la tarde de la estación. Serían las 9 de la noche, y dicen: "vamos a llegar a las 6 de la mañana". Ya estábamos con el trasero tipo tabla, pero había que ir porque era el fútbol. Por ahí empezó a amanecer. No estaba la ruta tan señalizada como ahora, los cartelitos por ahí, pero nosotros no les dábamos bolilla. A la mañana, un muchacho que se llamaba Lubeck, al que le decían "cebolla", dice: "che, pero nosotros no íbamos a Piedra Buena?". Estábamos todos medio dormidos. Y entrábamos al pueblo que creíamos que era Piedra Buena, y cuando llegamos este "cebolla" dice "che, estamos en Gobernador Gregores" . Se equivocó de camino Guillermo Sanfelice a la salida de San Julián... llegamos a Gobernador Gregores a las 7 de la mañana. Sin dormir, blancos, cansados, pero había que jugar al fútbol. Nadie decía: "volvemos", por supuesto que no recibió palabras lindas Guillermo, no... y volvimos para atrás de nuevo. Echamos nafta y volvimos, me acuerdo que ni se pagó la nafta, se pidió de colaboración porque el error estaba hecho y no iba a alcanzar la plata, así que nos fuimos para Piedra Buena. El partido de fútbol era a las 2 de la tarde; llegamos a las 13:50 sin dormir. A sandwiches. Le ganamos al Júpiter 2 a 1. Después, al baile a las 17 , para eso íbamos a Piedra Buena... había lindas chicas en Piedra Buena. Y nos recibieron siempre bien en todos lados. Llegamos a las 7 de la mañana. En el Ferrocarril se entraba a las 7, llegamos a las 7:10. El jefe de talleres nos anotó la llegada tarde, esos diez minutos. A fin de mes, vino el descuento de los diez minutos. Esa era la forma de cómo se actuaba en el trabajo. No se regalaban los días, no, no. El laburo era sagrado".
Entrevista de Mario dos Santos Lopes
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