Obispos patagónicos critican la falta de trabajo y la sociedad de consumo
DESTACAN LOS GESTOS SOLIDARIOS
En un mensaje pascual conjunto, los obispos de la región Patagonia-Comahue recordaron que “en Cristo Resucitado todo ser humano descubre que sus anhelos más profundos se pueden realizar. La vida venció a la muerte, toda la creación despierta llena de esperanza a su plena realización, cada persona vuelve a descubrir y recorrer el camino de la vida verdadera”.
El documento lleva la firma de los obispos Virginio Bressanelli, administrador apostólico de Comodoro Rivadavia y coadjutor electo de Neuquén; Esteban Laxague de Viedma; Fernando Maletti, de San Carlos de Bariloche; Marcelo Melani de Neuquén; Néstor H. Navarro, administrador apostólico de Alto Valle del Río Negro; Juan Carlos Romanín de Río Gallegos, y José Slaby obispo-prelado de Esquel.
En la carta expusieron algunas situaciones que consideran que atentan contra la vocación profunda de fraternidad que Cristo Resucitado trae en esta Pascua. Así enumeraron “la falta de trabajo genuino, que lleva a tantos a mendigar planes que, lejos de satisfacer las necesidades urgentes, dejan al núcleo familiar en una pobreza tan profunda que imposibilita la serena convivencia.”
También cuestionaron “la multiplicidad de ofertas de juegos de azar que van generando un estilo de vida que deteriora las relaciones familiares y el valor del trabajo como realización de la persona y sostén de la familia. La atención de la salud pública como un bien para todos, es cada vez más difícil de obtener. Esto crea una ruptura en la sociedad entre aquellos que se benefician de todas las posibilidades que la medicina proporciona, y aquellos que tienen que contentarse con las migajas que el sistema colapsado de la salud pública les puede brindar.”
Otra de las críticas está dirigido a “la ausencia de creatividad y de eficacia de muchos funcionarios públicos, en recibir, escuchar y dar una respuesta a los múltiples conflictos que podrían y pueden haberse evitado y que enfrentan a unos contra otros. El abandono de los migrantes a su suerte, padeciendo situaciones de discriminación, de explotación y en ciertos casos de trato y tráfico de personas crean un ambiente de explotados y explotadores.”
Además, “la poca preocupación por nuestros niños, adolescentes y jóvenes hacen que muchos de ellos sobreviven en las calles, buscan llenar su vida en el camino de las adicciones y en muchos casos recurren al suicidio como camino para darse una respuesta. Estas y otras realidades que podríamos sumar atentan a la convivencia social, y nos llevan muy lejos de descubrirnos y vivir como pueblo. El otro ya no es alguien, sujeto de derechos y deberes, sino enemigo, extraño, sobrante”, advirtieron.
LA PASCUA
Los obispos patagónicos no se quedaron sólo con “estas realidades tan alejadas del plan de Dios”, sino que detallaron algunos de “los signos” que manifiestan esos frutos pascuales: personas que creen en la cultura del trabajo, de la sobriedad y del compartir, hombres y mujeres que creen en la fuerza transformadora de unirse para enfrentar los problemas, para encontrar soluciones y para ayudar a las autoridades públicas a ser responsables a su misión. “Iniciativas diversas para incluir en la vida social a niños, adolescentes, ancianos y enfermos que la sociedad consumista considera sobrantes”, subrayaron.
Destacaron que son reflejos solidarios y generosos para salir pronto al encuentro de los que sufren catástrofes o adversidades climáticas, como sucedió en Haití, Comodoro Rivadavia, Chile, sumándose voluntariamente a toda iniciativa de ayuda y colaboración. “Se trata ciertamente de pequeños actos que no siempre aparecen en los diarios y en los medios de comunicación, pero que tienen en sí la fuerza del cambio”, indicaron.
En el cierre del documento, los obispos patagónicos expresaron: “como Iglesia que camina en la Patagonia en vísperas de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria queremos que la Pascua de Jesús renueve nuestro compromiso en construir la Patria que todos anhelamos. No podemos creer en Cristo Resucitado y dejar de lado nuestro compromiso transformador de la realidad.”
“Y ciertamente nuestro aporte distintivo será en orden a todo lo que haga que nuestra Patria sea una casa de hermanos donde todos tengan una morada para vivir y convivir con dignidad. ‘La sangre reconciliadora de Cristo nos da la fuerza para ser constructores de puentes, anunciadores de verdad, bálsamo para las heridas’, es decir: constructores de comunión y fraternidad”, sentenciaron.
EL PATAGONICO
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