Como siempre, la única verdad ha sido la realidad
El pasado 18 de enero de 2009, el buque carguero Polar Mist se hundió en aguas del Mar Argentino, a 67 kilómetros de la costa santacruceña y a unos 80 metros de profundidad.
El barco, operado por la agencia marítima Hansen y Cía, llevaba en sus bodegas 6,93 toneladas de lingotes de doré –distribuidos en 340 piezas–, un concentrado de oro y plata sin refinar, provenientes de Cerro Vanguardia S.A., la empresa minera que explotan en conjunto AngloGold Ashanti y Fomicruz S.E.. La carga había partido el 15 de enero del puerto de Punta Quilla, y tenía como destino el de Punta Arenas (Chile), donde se embarcaría por avión a Santiago y luego a Suiza, donde se procedería a su separación en oro y plata de máxima pureza.
Cada lingote de doré está valuado en unos 61.000 dólares.
A partir de ese momento y ante nuestro asombro, se comenzaron a tejer innumerables historias sin asidero alguno, se vertieron sospechas infundadas y se manifestaron opiniones cuanto menos temerarias, en medios periodísticos locales, que luego fueron tomadas y ampliadas por los principales diarios, sitios web y canales de noticias de nivel nacional.
Se dijo que “se había descubierto la ruta del oro, el secreto mejor guardado de Santa Cruz”. Para los únicos que el camino que recorre el oro, desde que es extraído hasta su refinación final, es un secreto, es para quienes no se han preocupado de preguntar por él, en los más de 10 años de operación de Cerro Vanguardia S.A.. No es un secreto –y nunca lo ha sido–, que el metal doré se transporta en camiones hasta el puerto seleccionado (primero fue Puerto Deseado y en los últimos años, Punta Quilla), desde donde se lo lleva en barco hasta el lugar más conveniente económica y logísticamente para ser enviado por avión a la refinería con la que se tenga contrato. En los primeros años de operación, se enviaba a Montevideo y de allí a Sudáfrica, luego fue a Suecia, y actualmente se envía desde Santiago de Chile a Suiza. Se han realizado alrededor de 100 embarques, a la luz del día, sin secretos, sin oscurecimientos ni operativos especiales, más que las lógicas normas de seguridad que internacionalmente se utilizan para el transporte de este tipo de cargas.
Se dijo que era sospechoso desde la conformación de la tripulación hasta el tipo de barco utilizado. Cerro Vanguardia S.A. ha contratado, a través de estos años, a distintas empresas marítimas para que se hicieran cargo del despacho y transporte por esta vía. Los embarques se han hecho desde puertos santacruceños, con los exhaustivos controles de AFIP, DGI, Aduanas y Prefectura Naval Argentina. Tanto los barcos utilizados como sus tripulaciones han cumplido siempre con las condiciones mínimas y necesarias que determinan tanto la autoridad de puertos como la Prefectura Naval, y ningún barco ha soltado amarras sin contar con los permisos necesarios para hacerlo.
Se dijo que la carga hundida valía 100 veces más que lo declarado y asegurado. Sin el más mínimo interés en instruirse antes de informar, hubo periodistas que confundieron doré con oro y plata refinada, y multiplicaron el peso del doré por el valor del oro de 24 kilates en los mercados internacionales (algo así como pensar que un litro de petróleo vale lo mismo que uno de nafta súper), mostrando un descomunal desconocimiento del proceso metalúrgico y de las distintas etapas de producción.
Se dijo que nadie podía asegurar que la carga estuviera en el barco al momento de hundirse. En realidad, nadie pudo asegurar jamás –y mucho menos, demostrarlo– que la carga no estuviera exactamente en el lugar donde siempre estuvo: la bodega del Polar Mist. No hubo, en ningún momento, una sola señal, información, sospecha o rumor que nos hiciera pensar lo contrario. Se cumplieron las actuaciones sumariales normales en este tipo de casos, tanto por parte de Prefectura Naval como del Juzgado Federal de Río Gallegos. Y en todo momento se supo en qué lugar exacto estaban los lingotes de doré, ya que cuentan con un dispositivo que permite su rastreo satelital, justamente para evitar pérdidas en este tipo de contingencias.
Muchas cosas más se dijeron con singular liviandad. Incluso se llegó a suponer una confabulación en la que estábamos implicados funcionarios de la empresa, del gobierno provincial, del nacional, y poco faltó para que se lo resucitara a Butch Cassidy o algún otro bandolero como cerebro de la operación.
Desde Fomicruz S.E. brindamos todas las explicaciones del caso a los periodistas que así lo requirieron, tanto locales como de Buenos Aires, pero lamentablemente ello no significó corregir las falsas informaciones que siguieron circulando. Por ello, decidimos guardar silencio hasta que la verdad, junto con el doré, saliera a flote.
Así fue. El pasado 2 de agosto de 2009, el buque C-Sailor depositó en el puerto de Punta Quilla, bajo el estricto control de las autoridades judiciales y de seguridad, 339 de las 340 barras de doré hundidas. La restante, se desprendió de la bolsa cuando era izada a superficie, y será abonada por la aseguradora de la carga a su valor comercial. La operación de rescate fue financiada en su totalidad por la aseguradora, y no ha significado ni para Cerro Vanguardia S.A. ni para sus integrantes, desembolso alguno.
En los últimos días, los medios de comunicación han dado cuenta del rescate de la carga, pero se han cuidado de explicar que sus afirmaciones previas habían carecido de fundamento y, mucho menos, de pedir disculpas a sus lectores o televidentes, por haber mal informado a la comunidad. Por eso, hemos creído necesario expresarnos por este medio y narrar la realidad de los hechos.
Esperamos que, en el futuro, quienes tienen que brindar información sobre estos y otros temas, investiguen, estudien y recurran a las fuentes antes de opinar. Reiteramos nuestra apertura a todos los medios e instituciones, para que dispongan de la información que necesiten, lo que incluye la visita a las distintas instalaciones en las que operamos.
Cerro Vanguardia S.A. es un emprendimiento minero de clase mundial que cumple con todos los parámetros internacionales, tanto en producción como en manejo de personal y cuidado del medio ambiente. Fomicruz S.E. es una empresa pública estatal y como tal, todas sus acciones están dirigidas a mejorar la calidad de vida de sus verdaderos dueños, que son los vecinos de toda la Provincia, y procurar tanto el desarrollo armónico de Santa Cruz como la preservación del medio ambiente y el progreso de sus comunidades.
Fomicruz S.E.
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