Hoy se renueva, en todo el litoral argentino y países limítrofes, el ritual de los pueblos originarios guaraníes de tomar tres traguitos de caña con ruda, macerada previamente. La tradición sostiene que de esta manera se previenen todos los males y pestes que trae agosto, o sea la plenitud del invierno.
Esta costumbre tan antigua se arraigó en Puerto Deseado de la mano de Héctor Mario Espíndola y otros correntinos. Actualmente su hijo Daniel Espíndola continúa, cada 1 de agosto, con la tradición de esperar a quienes se acercan durante toda la jornada, aunque dicen que debe beberse en ayunas.
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