A CUIDAR LA PLATITA...
La Dirección de Inspección General emitió un comunicado informando a la comunidad «que deben estar atentos ante llamadas telefónicas o visitas por parte de empresas que provienen de otras localidades promoviendo la venta de productos, planes, etc, sin encontrarse habilitado y/o autorizado ante esta Dirección para dicha venta».
Aquí nos vemos obligados a hacer algunas consideraciones, como aporte para que estas advertencias oficiales puedan tener resultados positivos. En primer lugar, dado que existen pocos medios en Puerto Deseado, sería conveniente que ante la presencia de anuncios o promociones que puedan resultar engañosas o que no cuenten con la respectiva autorización, se los localizara en los lugares donde atienden para verificar la legitimidad de lo que prometen.
Por otro lado, podría publicarse en los espacios oficiales en Internet y en los medios -incluyendo EL ORDEN- la nómina semanal de empresas de otras localidades que están autorizadas a operar en Puerto Deseado. Eso permitiría saber si realmente representan a quienes dicen representar y el usuario podría estar mucho más protegido.
A esto hay que agregar un sentido poco común, que es el sentido común. Las promesas de planes de cuotas irrisorias, totalmente desproporcionadas con el bien que se ofrece (por ejemplo, un vehículo o una casa) deben poner en alerta al consumidor, sin necesidad de recurrir a ninguna oficina municipal ni a una verificación exhaustiva. Un simple cálculo matemático de división o multiplicación pone en evidencia algunas publicidades tramposas.
La entrega de señas a cualquier vendedor que dice pertenecer a fábricas de automotores, o el envío de dinero a presuntas empresas que nos hacen ganar sorteos fabulosos sin haber puesto un centavo, son actitudes ante las que deberíamos meditar cuidadosamente. Y siempre es útil recordar el refrán de la abuela: «cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía».
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