EL ORDEN DIGITAL

viernes, 16 de marzo de 2012

RENATO BAEZ, EL SALESIANO QUE SE ENAMORO

El salesiano que se enamoró
Renato Báez volvió a Deseado, con su esposa, 45 años después;  un feliz reencuentro con amigos y exalumnos

"Soy sacerdote con reducción al estado laical", afirma el ex director de varios colegios salesianos en distintos puntos de la Patagonia. Casi cinco décadas después, inició un viaje de regreso para encontrarse con exalumnos y amigos que cosechó en Deseado, Río Gallegos y Tierra del Fuego.

"Estuve un año y unos meses, casi un año y medio pero lo que pasa es que no solamente estuve ese año sino que venía casi todos los veranos porque armaba campamentos con chicos de acá de Puerto Deseado", recuerda sonriente Renato Báez, salesiano "con reducción al estado laical", según describe. "Puerto Deseado me pego muy fuerte a mí, y evidentemente que tengo muchos recuerdos", sostiene, señalando que "con los jóvenes de aquel entonces tuve una relación realmente profunda". "Salíamos de campamento en verano, casi todos los veranos, íbamos a Calafate o a Perito Moreno, íbamos a distintos lugares con el afán de reflexionar sobre lo que era nuestros sueños, un mundo mejor, un mundo de paz, un mundo de vida. Y esa era nuestra tarea", evoca.
Además de la tarea con los jóvenes, indica: "hice campamentos con matrimonios, con familias enteras. Yo acá estaba muy vinculado con Iribarren, con los Armendáriz y mucha gente más que no recuerdo los apellidos"

Terrorismo de estado
De los paseos realizados en aquellos tiempos, señala que "hacíamos muchas peregrinaciones a la Gruta de Lourdes. Ahí reflexionábamos sobre la espiritualidad pero sobre todo con el compromiso. Por eso hay gente que quiero mucho y quise mucho entre los cuales estaba Andrés Armendáriz". Mencionó emocionado que "Andrés Armendáriz fue un símbolo, para mí, importante porque era un chico que se entregaba muchísimo pero también se entregaba al pensamiento teórico y práctico y estuvo hasta  estudiando en Buenos Aires y se ve que estuvo con algún grupo que era difícil, o no sé, pero murió realmente en la Federal. Lo picanearon hasta matarlo. Quiero hacerle un homenaje a ese joven".
Sobre su estado actual, dijo: "sigo siendo sacerdote pero no puedo ejercer. Lo que pasa es que yo soy sacerdote y de hecho en una emergencia puedo atender, confesar y dar todos los sacramentos". "La marca esta para siempre. De modo que en el fondo lo que hago tiene una marca. No puedo rezar misa, no puedo hacer ninguna cuestión a menos que sea una emergencia: un bautismo, alguien que está por morir, una confesión de alguien que está por morir".

"Renato, no padre"
"Yo siempre fui Renato. Ni padre, ni nada. Siempre preferí que me llamen Renato... Tanto es así que la gente me conoce asique en la universidad de la plata en humanidades “Renato” es Renato como una especie de institución interna donde las chicos me conocen como Renato. Me decían las chicas, “pero vos sos Renato a secas”. Y era Renato a secas acá también. En Rio Gallegos después estuve más tiempo y era Renato a secas también y ahora soy Renato a secas cuando me encuentran porque en Rio Gallegos, siempre me encuentro con los alumnos, los ex alumnos".
Hablando de sus orígenes, menciona: "me crie en Tierra del Fuego, me crie en Rio Grande y fui alumno de la escuela Salesiana. Por eso digo que fui salesiano desde chico. Era el monaguillo de pueblo".

La llegada del amor
Ejerció el sacerdocio durante diez años. "Después la vida llama, me enamoré, me casé, me fui de acá y me fui a estudiar una carrera humanística y me dedique a la psicología. Hoy soy psicólogo, psicoanalista con mucho trabajo en La Plata y con muchos grupos de estudios y esas cosas. Lo que más me encanto, por el espíritu salesiano que llevo en mi carne también, fue la docencia".
- Hablando de su esposa, Graciela, destaca que "éramos muy amigos. Amigos incluso del marido. Hoy que soy psicoanalista puedo tener más razón y tener más explicación si se quiere porque son los sentimientos y los afectos que van circulando por debajo de lo que se ve, lo que es porque el ser humano tiene eso. El ser humano no es lo que se ve sino es lo que es lo que no se ve. Ahí está el todo. En lo que se ve, para nosotros, es la imagen".
Su esposa, que había enviudado en la década del '60, ya tenía dos hijos varones. Juntos fueron padres de una mujer, que hoy tiene treinta y cinco años. Padeció marginaciones de las que prefiere no hablar demasiado y debió peregrinar en busca de trabajo. Pasados los cincuenta años ingresó a los claustros universitarios, poblados de gente mucho mas joven que él, para cursar su carrera de psicólogo, que le abrió -con gran sacrificio- una nueva etapa laboral y docente.

Un sembrador
"Yo debo ser un tipo raro porque vengo a una tierra a la cual le di diez años de mi vida pero no tengo una jubilación, no tengo un beneficio, no tengo nada. Simplemente el cariño y el afecto de los que me recuerdan. Por eso digo soy un sembrador pero no se la cosecha, la cosecha no es mía. Nunca se sabe cuál es y nunca se sabe en qué terreno se transformó. La semilla en algún lado tuvo que haberse transformado y en eso estoy confiadísimo", reflexiona.
Sin entrar en polémicas, Renato Báez admite que si la iglesia católica romana permitiera el matrimonio de sus religiosos "lo hubiera hecho", y considera que "se es un problema que yo traigo desde que era estudiante. Discutía mucho con mis compañeros porque hay un error también, así como existe el error de que “era” sacerdote y ahora sigo siendo sacerdote, porque hay un error, que es que en la iglesia católica hay sacerdotes casados, lo que pasa es que no pertenecén al rito romano".

1 comentario:

macgahe dijo...

Renato yo soy Sobrino de Andres Armendariz, realmente me conmueve muchisimo que tengas esos recuerdos tan lindos de el.

Es como decis, un hombre espiritual y con convicciones fuertes que peleo para llevarlas adelante, sin tenerle miedo a la muerte.

Gracias